Imperialismo
No sabemos si lo de Libia es ya una guerra civil, o si puede desembocar en una guerra mayor con intervención extranjera. Lo que sí sabemos es que hay una guerra que ya ha comenzado, y que se recrudece según pasan los días: la guerra de propaganda.
Se trata de una guerra donde los bombardeados somos nosotros, así que preparémonos para resistir, que el asedio puede ser prolongado. El fuego a discreción a que fuimos sometidos los primeros días ya se ha cobrado la primera víctima, típica de en toda guerra: la verdad. Por muy odioso que nos parezca Gadafi (y para mí lo es), y por mucha simpatía que sintamos por el pueblo insurrecto, hay que reconocer que la información sobre Libia es más bien sospechosa.
En los primeros días se nos dijo que era como lo de Egipto, y aplicamos el mismo patrón. Se habló de “manifestantes”, “opositores”, ocultando el carácter violento del levantamiento popular. ¿Acaso debería escandalizarnos que se combata con las armas a una dictadura como la libia?
Se nos habló también de un genocidio con miles de muertos, y aviones bombardeando pacíficas manifestaciones. Pero llama la atención los pocos cadáveres que hemos visto, teniendo en cuenta que en las ciudades supuestamente más castigadas no hay censura posible de Gadafi, pues ya no las controla. Parece más lógico pensar en combates entre el ejército leal y los insurrectos, que están bien armados como se ve en las imágenes.
A partir de ahí, yo me meto en el refugio antibombardeos propagandísticos, y no me creo nada. Porque además ya estoy escaldado por experiencias anteriores, y lo de la catástrofe humanitaria y el genocidio me suena.
Si se trata de beneficiar a los opositores con unas cuantas mentiras y exageraciones, mal favor les hacemos, y damos munición a las teorías conspiratorias. Y si en cambio se busca justificar una intervención militar, peor me lo ponen, pues ya sabemos que las ‘guerras humanitarias’ sólo sirven para agravar los conflictos, y al final hasta acabarían haciendo bueno a Gadafi. Mal ayudaremos así a los libios. ¿O no se trataba de eso?
Se trata de una guerra donde los bombardeados somos nosotros, así que preparémonos para resistir, que el asedio puede ser prolongado. El fuego a discreción a que fuimos sometidos los primeros días ya se ha cobrado la primera víctima, típica de en toda guerra: la verdad. Por muy odioso que nos parezca Gadafi (y para mí lo es), y por mucha simpatía que sintamos por el pueblo insurrecto, hay que reconocer que la información sobre Libia es más bien sospechosa.
En los primeros días se nos dijo que era como lo de Egipto, y aplicamos el mismo patrón. Se habló de “manifestantes”, “opositores”, ocultando el carácter violento del levantamiento popular. ¿Acaso debería escandalizarnos que se combata con las armas a una dictadura como la libia?
Se nos habló también de un genocidio con miles de muertos, y aviones bombardeando pacíficas manifestaciones. Pero llama la atención los pocos cadáveres que hemos visto, teniendo en cuenta que en las ciudades supuestamente más castigadas no hay censura posible de Gadafi, pues ya no las controla. Parece más lógico pensar en combates entre el ejército leal y los insurrectos, que están bien armados como se ve en las imágenes.
A partir de ahí, yo me meto en el refugio antibombardeos propagandísticos, y no me creo nada. Porque además ya estoy escaldado por experiencias anteriores, y lo de la catástrofe humanitaria y el genocidio me suena.
Si se trata de beneficiar a los opositores con unas cuantas mentiras y exageraciones, mal favor les hacemos, y damos munición a las teorías conspiratorias. Y si en cambio se busca justificar una intervención militar, peor me lo ponen, pues ya sabemos que las ‘guerras humanitarias’ sólo sirven para agravar los conflictos, y al final hasta acabarían haciendo bueno a Gadafi. Mal ayudaremos así a los libios. ¿O no se trataba de eso?
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