jueves, 24 de febrero de 2011

Terrorismo contra 'El Papus'. La ultraderecha sigue impune

CULTURA

Fascismo

Soledad Juárez, Interviú
Un documental sobre el atentado contra la revista satírica en 1977 muestra cómo jueces y policías protegieron a los asesinos.

El atentado cometido por ultraderechistas contra la revista 'El Papus' y que acabó con la vida de un hombre en 1977 sigue impune. El hijo de una de las víctimas recoge ahora en un documental testimonios de dibujantes, abogados y hasta ultras que desvelan las irregularidades judiciales y la deficiente investigación policial del caso. Treinta y tres años después, la Policía y la delegación del Gobierno impiden el acceso a los archivos del suceso.

(Ver documental al final de esta entrada)

Un maletín de explosivos destrozó la redacción de la revista El Papus, acabó con la vida del conserje del edificio donde se encontraba la publicación y causó heridas a 17 trabajadores a las doce menos veinte del 20 de septiembre de 1977. El atentado fue reivindicado por la Triple A (Alianza Apostólica Anticomunista). No se condenó a nadie. Javier Fernández de Castro, escritor y periodista, era entonces redactor jefe de la revista El Cuervo, semanario que compartía instalaciones con El Papus. Salvó la vida, pero está convencido de que los asesinos "pretendían una matanza como la provocada nueve meses antes entre los abogados de la calle de Atocha". Fernández de Castro recuerda aquel día negro de septiembre: "Era martes y teníamos consejo de redacción en ambas revistas: además, los martes llegaban muchos colaboradores a ofrecernos temas y fotos y por eso había mucha más gente de los ocho que formaban 'El Papus'. Quien dejó el maletín sabía bien qué día, a qué hora y dónde debía colocarlo para no ser visto y causar el mayor daño posible". Su hijo David tenía ocho años entonces y descubrió que su padre "no tenía un trabajo normal y había sobrevivido a un atentado de la extrema derecha".

Treinta y tres años después, David Fernández de Castro presenta El Papus, anatomía de un atentado, un documental sobre lo que ocurrió. "Quería investigar y abrir un debate sobre la Transición. Mi generación -destaca David-, la de los hijos de los que hicieron la Transición, aprendimos que esa etapa fue modélica. Y yo lo creo, pero también hubo temas mal cerrados. 'El Papus' fue uno de ellos. Hoy parece tabú cuestionar ese período".

El documental muestra el nacimiento de El Papus, "revista satírica y neurasténica" -según se autodefinía en su portada-; el éxito conseguido en sus cuatro años de vida, con 280.000 ejemplares de tirada y su línea editorial basada en ridiculizar los pilares del posfranquismo, lo que le obligó a cerrar en dos ocasiones y a sufrir más de 150 expedientes administrativos, numerosos secuestros e infinidad de multas.

Periodistas como Antonio Franco, Juan de Sagarra y Xavier Vinader; los dibujantes Óscar Nebreda, Carlos Giménez y JA; la abogada Cristina Almeida y conocidos exmilitantes de extrema derecha como Ernesto Milà, Alberto Royuela -imputado por el atentado, pero exculpado posteriormente- y Juan Bosch Tàpies -imputado y finalmente condenado a 13 años de cárcel-, además del gerente del semanario, Carlos Navarro, desbrozan su visión del suceso y de la publicación.

- Amenazas constantes.

Anónimos, llamadas intimidatorias y pintadas amenazadoras eran el pan de cada día en El Papus, pero ninguno de los empleados pensó que se cumplirían. Nueve días después del atentado, Interviú publicaba un completo reportaje sobre el suceso y recogía las declaraciones de Rosa Lorés, la joven telefonista de la revista satírica que salió despedida por la ventana al producirse la explosión y logró salvar la vida gracias a que cayó sobre el toldo de un bar e, inmediatamente después, sobre el capó de un 600 aparcado, amortiguando el golpe.

Lorés contaba entonces: "Con aquellas amenazas pensábamos que simplemente querían asustarnos. A veces, incluso, gastábamos bromas con ello". La mujer no se reincorporó a su puesto de trabajo tras el alta médica: "Mis nervios no lo resistirían y mi marido tampoco. En la revista tengo muy buenos amigos, pero, sintiéndolo mucho, abandono. No quiero dejar huérfano a mi hijo de cinco años", añadía. Tres décadas después, Rosa Lorés no quiso participar en el documental. "Cuando le pedí la entrevista -declara Javier Fernández de Castro-, me contestó que no podía, que aún estaba afectada por lo ocurrido".

Los testimonios de los familiares de Juan Peñalver, el conserje fallecido en el atentado, tampoco aparecen en este trabajo. David Fernández de Castro comprende su negativa: "Las víctimas no han querido hablar porque en aquel momento se las ignoró; están desencantadas, nunca se las compensó, no hubo ninguna sensibilidad hacia ellas como ocurre ahora. Los propios jueces y policías se encargaron de que la investigación no avanzara y los culpables no pagaron por el crimen". Lo que más sorprende a David Fernández de Castro es que después de tres décadas, la Policía Nacional le haya negado el acceso a la información sobre el caso El Papus: "Ante mi insistencia -declara sorprendido el director del documental-, me contestaron que esa era su política de comunicación y que no daban más explicaciones". La respuesta de la Delegación del Gobierno, que custodia los informes del antiguo Gobierno Civil, no fue tan explícita: "Tras año y medio solicitando acceder a los archivos, aún no me han contestado. Mantienen un comportamiento de silencio administrativo". "Por el contrario -añade David Fernández de Castro-, la Sala Segunda de la Audiencia Nacional me dio todas las facilidades para acceder a la voluminosa causa del proceso judicial".

El abogado August Gil Matamala, experto en el código penal de la Transición por haber defendido a independentistas catalanes, analizó toda esta documentación: "Es llamativa la actitud negligente, de inhibición y hasta de obstrucción de la policía en sus investigaciones sobre un suceso tan grave como éste, con resultado de muerte, numerosos heridos y daños hasta en la estructura de un edificio", declara Gil.

"La policía no actuó durante varios días -denuncia-, hasta que los detuvo el 7 de octubre, cuando Isidro Carmona y José Manuel Macías intentaban vender información al 'Diario de Barcelona' sobre cómo se realizó el atentado". En su declaración, Carmona implicó a diez personas, explicó su intervención en numerosas acciones delictivas, confesó que el explosivo sobrante estaba enterrado en el jardín de la casa de Francisco Abandal y que él mismo reivindicó el suceso en un escrito ordenado por Alberto Royuela, "conocido dirigente de grupos fascistas", precisa August Gil.

En las declaraciones de los detenidos se cita a "dos fascistas italianos, Giuseppe y Mario", encargados de confeccionar y colocar el artefacto explosivo y se describe cómo el grupo ayudó a salir de España a estos dos italianos pagándoles el billete de avión a Chile: "La policía no hizo nada con toda esa información, cuando los imputados se fueron ratificando en sus declaraciones y todo era coherente; es más -añade Gil-, ni siquiera recogió muestras del explosivo utilizado en el atentado, lo que sirvió de excusa al juez Bermúdez de la Fuente -uno de los más duros de la judicatura franquista y miembro del entonces ya extinto Tribunal de Orden Público -desestimar la relación entre el grupo con explosivos de dinamita y goma-2 ocultos y el atentado de 'El Papus'". En declaraciones a Interviú, Gil Matamala añade: "Las diligencias policiales dejaron patente el objetivo de la policía de dejar este atentado en la más absoluta de las confusiones".

- Obstrucción judicial.

La actuación de la fiscalía y la judicatura tampoco brilló por su eficacia. "Las declaraciones de los imputados dejaban ver que el máximo responsable de este grupo era Miguel Gómez Bonet, al que se le dejó en libertad y sin cargos. A Abandal, que ocultaba los explosivos en su jardín, se le aplicaron un montón de atenuantes extravagantes, como un informe presentado por su padre de insuficiencia psicológica, que no llegó a verificar el forense, o no haber utilizado los explosivos durante tres meses. Sólo le condenaron a dos meses de cárcel", precisa Gil.

En noviembre de 1981, tras haber pasado por tres jueces que paralizaron las actuaciones, la acusación consiguió que la Audiencia Provincial revocase el sumario y reabriera la causa. En su sentencia de marzo del 83, criticó la investigación policial y ordenó penas de cárcel para seis de los imputados. Casi todos habían huido. Sólo Juan José Bosch Tàpies y Ángel Blanco Ferriz ingresaron en prisión. El primero cumplió una pena de diez años por terrorismo y conspiración, más otros tres por tenencia ilícita de armas. Blanco permaneció tres años privado de libertad por tenencia de armas.

"El régimen había cambiado, pero la policía y la judicatura eran las mismas. Para ellos, el enemigo también seguía siendo uno y 'El Papus' era un elemento subversivo", concluye Gil. "Nos queda a todos un sentimiento de total impotencia: nadie va a resolver este caso", lamente Javier Fernández de Castro.
Javier Fernández de Castro, presente en la redacción de 'El Papus' el día de la explosión, y su hijo David, director del documental 'El Papus, anatomía de un atentado', delante del edificio Luminor, que fue destrozado en 1977.
Imágenes de cómo quedó la redacción, situada en el citado edificio de la calle Tallers de Barcelona.
Carlos Giménez: El dibujante explica en el documental: "El franquismo no estaba desmontado; Royuela nos visitó en la redacción dos meses antes para decirnos que no nos sorprendiéramos si un día explotábamos por los aires".
Óscar Nebreda: El también dibujante y creador de 'El Papus' destaca: "Éramos jóvenes con ganas de hacer cosas. Poníamos sobre el papel el lenguaje de la calle; queríamos criticar y pasárnoslo bien. Pero nos jugábamos la vida".
Juan Peñalver Sandoval, murciano de 60 años y conserje del edificio donde se encontraba la redacción de 'El Papus', murió en el atentado terrorista. Las manifestaciones contra la violencia fascista se iniciaron en Madrid y Barcelona. Los periodistas coreaban: "Aquí estamos; nosotros no matamos", tal y como recogió Interviú en septiembre de 1977.
Juan José Bosch (con gafas), único condenado, cumplió 13 años de cárcel. Miguel Gómez Bonet, supuesto autor intelectual y lugarteniente de la Guardia de Franco en Lleida, quedó en libertad sin cargos.
Alberto Royuela: Militante de la Falange y miembro de la Guardia de Franco. Estuvo cuatro meses en busca y captura, pero finalmente no se presentaron cargos contra él. "Es insultante -dice sobre la portada que muestra-; se ridiculiza a las personas mayores y eso no se hace".


- El Papus, anatomía de un atentado (blip.tv).

No hay comentarios:

Publicar un comentario