domingo, 27 de febrero de 2011

La cúpula del PP quiere que Camps dimita si es condenado por los trajes

ESTADO ESPAÑOL

Política
Francisco Camps fue proclamado candidato a la presidencia de la Comunidad Valenciana por unanimidad en los órganos nacionales del PP, igual que el resto de candidatos a presidentes autonómicos. Pero esa designación ha abierto “una situación incómoda” al entorno de Mariano Rajoy, según confiesa uno de los más estrechos colaboradores del presidente del PP. La cúpula popular hace sus cálculos y, aunque descarta absolutamente que Camps se siente en el banquillo antes de las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo, sí teme que tendrá que hacerlo en otoño. A partir de ahí, ante la peor de las hipótesis, la de que sea condenado, varios miembros de la dirección del PP se inclinan por que abandone su cargo y anuncie de inmediato su dimisión. Pero eso es algo que –admiten todos los consultados por cuartopoder.es– no está en manos de Rajoy, ni de la dirección del PP, sino del propio Francisco Camps.

Uno de los más estrechos colaboradores de Rajoy, asistente a las selectivas reuniones de maitines, asegura que, aunque el delito de cohecho pasivo impropio que se imputa a Camps no conlleva una pena de cárcel, ni siquiera de inhabilitación, sí lleva consigo una “pena de banquillo”, además de la consabida multa que el fiscal quiere fijar en 41.250 euros. Esa “pena de banquillo”, más allá del perjuicio que pueda ocasionar al presidente valenciano, puede producirse el próximo otoño, a pocos meses de la celebración de elecciones generales. Para entonces, según los cálculos de los dirigentes populares y, como señalan todas las encuestas, Camps sería presidente de la Comunidad Valenciana, pero Rajoy estaría en plena precampaña. Y a ninguno de los suyos le gustaría que el asunto de los trajes se convirtiese en un arma con la que atacar a un Rajoy, que ve cada vez más cerca el Palacio de la Moncloa. Por eso, desde el entorno de Rajoy, ven con preocupación esa hipotética situación y no dejan lugar a dudas. “Si Camps es condenado –afirma tajante otro de los más estrechos colaboradores de Rajoy– debería dar un paso atrás”.

Para otro alto dirigente del PP, del más estrecho círculo del líder popular, Camps no sólo debería dimitir si resulta condenado, sino que debería anunciarlo antes de ser elegido, a modo de compromiso electoral. “Paco (Camps) debería explicar a los ciudadanos –argumenta este dirigente– que es inocente y que lo demostrará, si es preciso, ante los tribunales, y añadir también que si, pese a todo, resulta condenado, no permanecerá ni un solo día al frente del gobierno de la Generalitat”. Esa opinión, que –según este mismo miembro de la cúpula del PP– ha sido barajada en alguna de las reuniones de maitines que celebra Rajoy con su círculo de colaboradores más estrechos, es la que cuenta con más adeptos entre quienes ocupan los despachos de la sede popular de la madrileña calle Génova. Pero no parece que el presidente valenciano considere esta opción. Y, según confiesan todos los dirigentes del PP consultados por cuartopoder.es, nadie va a intentar forzar al presidente valenciano a que asuma esta tesis. “Es algo que debería decidir y anunciar solamente él”, comenta mientras se encoge de hombros otro destacado miembro de la cúpula del PP.

No parece que Francisco Camps se haya dejado aconsejar y mucho menos que acepte las tesis de Génova sin rechistar en lo que al caso de los trajes se refiere, ni tampoco en la forma de afrontar las implicaciones de la trama corrupta Gürtel en la Comunidad Valenciana. Por eso, los mismos dirigentes que admiten en privado que la estrategia “razonable”, en caso de que Camps sea condenado, es la dimisión inmediata, admiten con resignación que, llegado el caso, “la última palabra la tiene Camps” y que de nada van a servir sus especulaciones ni sus hipótesis de trabajo.

"Nos juntamos 100 en la puerta y paramos el desahucio". Afectados por la hipoteca de El Palmar (Murcia) han bloqueado ya tres desalojos en 7 meses

SOCIEDAD

Clase trabajadora


Un grupo de hogares, familias y solidarios ha logrado parar tres deshaucios en El Palmar, una pedanía murciana de 25.000 habitantes asolada por el desempleo y las deudas. Uno de sus integrantes cuenta la experiencia.

Como en muchas localidades españolas, las sucursales bancarias y los créditos fáciles se multiplicaron en la pedanía de El Palmar (Murcia) durante los años del ’boom’ del ladrillo. Hoy esta ciudad de 23.000 habitantes soporta un porcentaje de desempleo del 30% y los deshaucios amenazan a decenas de hogares.

El verano de 2010, un grupo de hogares y familias, junto con personas solidarias que les apoyan, crearon la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) de El Palmar. Aunque también participan hogares españoles, la mayoría de los amenazados de embargo son de origen extranjero ¿Cómo arranca un grupo tan variado para protestar contra un fenómeno percibido como una maldición inevitable? Tomen nota: “Para la primera reunión estuvimos dando vueltas por la ciudad con un coche y un altavoz”, relata Miguel Marín, uno de los tres portavoces de la Plataforma.

Marín, que ya tenía experiencia como activista sindical, empezó a conocer el problema de los hogares hipotecados mientras participaba en una asociación que imparte clases de español. “Los últimos en llegar [el municipio ha pasado de 18.000 habitantes en 2004 a los actuales 23.000 principalmente por la inmigración] han sido los primeros en quedarse en paro y en sufrir los embargos, aunque también hay familias españolas”, afirma.

En poco tiempo, el grupo inicial ha conseguido juntar a un núcleo de unas 30 personas que se reúnen semanalmente. Como en otras experiencias similares, el apoyo se concreta en asesoramiento legal -”nadie teníamos experiencia en esto, hemos ido aprendiendo sobre la marcha”-, acompañamiento a las negociaciones con las entidades bancarias, y la fundamental presencia durante los deshaucios.

“Un desahucio se para cuando juntas a mucha gente frente a la casa”, resalta Marín. Antes de la llegada del secretario judicial, decenas de personas se juntan en el bloque para impedir su acceso. “Nos juntamos 100 o 120 con pancartas y carteles. Hasta ahora el secretario siempre se ha echado atrás”, apunta. En apenas 7 meses, estos piquetes vecinales han evitado tres deshaucios sin tener problemas con la policía.

La próxima cita es el lunes. El BBVA quiere deshauciar, por una deuda de 27.000 euros, a un temporero marroquí con dos hijos menores a su cargo. “Esta familia no tiene sitio dónde ir”, se queja Marín, “es una vergüenza que por una deuda tan pequeña el banco no esté dispuesto a negociar una salida mejor para ellos”.

- Los próximos pasos.

Pese al nuevo bloqueo en el Congreso al debate sobre la dación en pago, fórmula que permite a los hogares endeudados saldar su hipoteca con la entrega del piso, Marín es optimista. “Los bancos y cajas ya la están aplicando en algunos casos porque necesitan liquidez”, reflexiona. Pero la lucha no terminará aquí. Con la adecuada asesoría legal, la PAH El Palmar espera poder demostrar que muchas hipotecas se firmaron en condiciones de fraude.

La versión española de las subprime (“se han dado créditos a familias con contratos temporales”) puede dar todavía muchas sorpresas. “En el segundo deshaucio que paramos, la familia nos contó que el banco tuvo que encontrar otro notario que firmara la operación, porque el primero rompió el contrato en pedazos”, rememora Marín. De hecho, son notarías de Albacete y Alicante las que están firmando las escrituras de viviendas vendidas en Murcia. “A mucha gente se le han puesto papeles debajo de las narices para firmar, sin ni siquiera un intérprete que les explicara lo que estaban firmando”.

Otro periodismo es posible

OPINIÓN

Capitalismo

Alineación a la derecha“El porqué es lo que convierte al periodismo en un juego de adultos, y la única manera de explicar el porqué es mediante periodistas absoluta y enteramente comprometidos con la cobertura de un asunto determinado o una institución.” David Simon, ex periodista y guionista de The Wire.

Decían los maestros periodistas que para ejercer este oficio se precisa empatía, capacidad de ponerse en la piel del otro, conocimiento de idiomas y culturas, viajar, especializarse y profundizar en los temas de actualidad, tener los ojos y oídos bien abiertos y estar en contacto con la calle, porque es en ella – y no en las redacciones- donde se producen las noticias y donde se puede palpar la realidad.

Pero en España parece que se ha optado por otro modelo de periodismo. Consiste en fichar a la entrada y la salida de las empresas y permanecer en ellas, en las redacciones – más que redacciones habría que llamarlas oficinas- nueve o diez horas seguidas con la mirada fija en el ordenador, viendo cómo caen, uno tras otro, los teletipos.

De ese modo los periodistas limitan su mirada: los que se encargan de la información internacional ven la actualidad a través de dos o tres grandes ojos, los de las dos o tres grandes agencias de noticias del mundo. Estas agencias suelen hacer un trabajo digno, pero su cobertura es insuficiente para narrar el mundo.

Es una situación un tanto orwelliana: los grandes medios de comunicación, conocidos como mass media, prescinden cada vez más de sus propios ojos y oídos, de su propia red de corresponsales o enviados especiales, y depositan toda la tarea periodística en las agencias de noticias.

Lo mismo ocurre con la información nacional: los periodistas suelen ver el país a través de las notas de prensa y comunicados de organismos oficiales -o de ruedas de prensa a veces sin derecho a preguntas- porque el modus operandi impuesto en las redacciones no les deja tiempo para indagar en otros temas.

Y así, la tarea de los periodistas de los mass media se ve reducida cada vez más al copy-paste: me llega el teletipo o el comunicado, lo copio, y poco más.

Sin duda alguna el medio de comunicación en el que más se produce este fenómeno es la televisión: un ciudadano enciende la tele, comienza a hacer zapping y comprueba que en todos los canales le cuentan las mismas noticias, con los mismos planos, las mismas imágenes, el mismo enfoque.

- Las redacciones.

Buena parte de las redacciones ya no son lugares de debate en los que la actualidad y la polémica hierven al vertiginoso ritmo de la curiosidad insaciable de los periodistas.

Ahora son espacios más bien silenciosos, en los que hay jefes que valoran cada vez menos la especialización y el conocimiento; en los que introducir gracietas en la narración de una noticia te da más puntos que tener una agenda cargada de contactos y de fuentes de información procedentes de todas las esferas políticas y sociales.

- Los jefes.

Muchos directivos de las empresas periodísticas no son periodistas, sino gerentes que buscan la obtención del máximo beneficio económico sin importarles en demasía la calidad de la información.

Tanto es así, que grandes empresas informativas se preocupan más que por informar, por aparentar que informan; procuran elaborar infoentretenimiento y huyen del periodismo que busca contestar a las grandes preguntas.

- Las causas.

¿Por qué apuestan por pisotear el periodismo?

Recabar y elaborar información cuesta dinero, tiempo y esfuerzo; es mucho más barato limitarse a copiar lo que dicen las agencias de noticias, las instituciones políticas o económicas o los organismos oficiales.

Esta es la idea que prima en los grandes despachos de los medios de comunicación de masas, pero es más que cuestionable.

Cualquier empresario sabe que las apuestas por productos de calidad pueden generar beneficios a largo plazo; pero para eso se necesita paciencia y, en el caso de la información, cierto sentido de responsabilidad pública, algo de lo que carecen por completo estos gurús del no-periodismo.

- El poder.

Buena parte de los mass media centran la información en los poderosos para obtener influencia en las altas esferas: Abramos las páginas de un periódico y contemos cuántos representantes de la política e instituciones aparecen en las fotos. Serán la mayoría.

Y así los pobres, los desposeídos, los anónimos, la gente de la calle, contemplan a través de los medios cómo los integrantes del poder político, económico y financiero gozan de un altavoz diario del que ellos carecen.

Unos pueden permitirse diariamente moldear el lenguaje al servicio de sus intereses: tendrán espacio asegurado en los mass media, sus palabras serán repetidas una y otra vez en los medios audiovisuales.

Los otros no disponen casi nunca de un altavoz: al periodismo les resultan indiferentes.

Actualmente en este oficio se premia y se pone medallas al que frecuenta a los políticos, come con ellos, informa sobre lo que dicen, sobre si seguirán o no en la próxima legislatura, sobre si brillaron o no en su intervención en el Pleno del Congreso, sobre si mienten o no mienten, sobre sus promesas, sobre sus alianzas y rupturas.

Es una información sin duda necesaria, pero suele carecer de la profundidad requerida en los tiempos que corren.

El debate político actual es pobre y suele estar al servicio de los grandes poderes, no de los ciudadanos. Con frecuencia invisibiliza las realidades con la que cualquier buen historiador del futuro definiría la etapa de nuestro presente.

Por eso el espacio informativo que ocupan los representantes del poder político no suele dejar lugar para dar respuesta a las grandes preguntas que deberíamos estar contestando entre todos:

¿Quién está detrás del poder político?

¿Cómo es posible que en 2009, el año de mayor recesión económica en España, el sueldo medio de los consejeros ejecutivos y altos directivos de las empresas del Ibex 35 fuera de un millón de euros anuales?

¿Por qué los gobiernos han puesto tanto empeño en rescatar a las entidades financieras y no nos rescatan a los ciudadanos?

¿Qué ha ocurrido para que Europa se plantee mermar los derechos de los trabajadores e incluso retrasar la edad de jubilación, cuando solo hace diez años debatía reducir o no la jornada laboral a 35 horas semanales?

¿Por qué el hambre, la desnutrición o las desigualdades suelen ser consideradas tragedias naturales inevitables y nadie ha sido condenado por contribuir a su existencia?

¿Tendrán los gobernantes de los países desarrollados remordimientos nocturnos al recordar que con solo el uno por ciento del dinero destinado al rescate de las entidades bancarias en 2009 se habría podido garantizar el cumplimiento de los Objetivos del Milenio establecidos para erradicar la pobreza extrema en el mundo, tal y como ha denunciado la ONU?

¿El aumento de la desigualdad entre pobres y ricos es una tendencia al alza? Es decir, ¿se superará a peor el dato actual – ofrecido por Naciones Unidas- que indica que el 1% de la población mundial acapara el 35% de la riqueza del planeta, mientras que la mitad de la población mundial solo disfruta del 1% de la riqueza?

¿Cuáles son los nombres y apellidos de quienes ganan dinero especulando con el precio de los alimentos?

¿Cuánto dinero ganan nuestros gobiernos vendiendo armas a Estados que atacan población civil y ocupan ilegalmente territorios ajenos?

¿Por qué hay ejércitos de países desarrollados que matan a población civil en nombre de la lucha contra el terrorismo?

¿Para qué algunos países occidentales ocupan y atacan países en nombre de la democracia y la libertad?

¿Se mantendrá esta jerarquía que sitúa el dinero y el poder por encima de los seres humanos y de la Tierra?

¿Hasta dónde llegará este periodismo al servicio del poder o de los beneficios económicos, sumergido en un terrible síndrome de Estocolmo, secuestrado por sus peores enemigos?

La respuesta a esta última pregunta depende no solo de quienes llevan las riendas de los mass media, sino de todos los que ejercemos este oficio.

“El periodismo siempre es subversivo”, Philip Jones Griffiths, fotoperiodista.

Los líderes del modelo imperante de información -habría que llamarlo desinformación- se resguardan de las críticas apelando a los deseos de la sociedad como factor determinante en la elección de los contenidos.

Parapetados en un argumento facilón y falaz, quieren creer que la ciudadanía se compone de tontos y tontas que necesitan cuanta más basura mejor para quedarse pegados a la pantalla, para animarse a comprar un periódico o para escuchar la radio. Tienen fe en la basura porque a corto plazo es lo más rentable, lo más barato, lo más fácil.

Optan por ignorar que en otros países europeos hay programas de información tratada en profundidad que acaparan importantes porcentajes de audiencia o que imprimen el sello de calidad e identidad que necesita un medio para ganar prestigio.

Aquí mismo se han producido fenómenos recientes como que un buen reportaje de Informe Semanal sea lo más visto de la semana en TVE solo superado por un partido de Rafa Nadal.

¿De verdad piensan que nos aburre lo que realmente ocurre en el mundo?

¿Solo vemos la tele si nos descafeínan las noticias? ¿El rigor es aburrido?

¿Tenemos tan poco interés en la actualidad que necesitamos que nos la cuenten en crónicas cada vez más cortas o en vídeos de 45 segundos, porque si no nos distraemos?

Puede que sí. Pero muchos periodistas creemos que no. Por otro lado, estas preguntas tienen trampa, porque, independientemente de la presunta voluntad de una mayoría, el deber del periodismo es contar la realidad de manera de manera detallada y rigurosa.

En general, los seres humanos, cuanto más informados estamos, más queremos saber. Cuanto más sabemos, más preguntas nos surgen. Por tanto, cuanto más tiempo dure la apuesta por el show disfrazado de periodismo, nos arriesgamos a que más ciudadanos dejen de tener interés por la actualidad.

Del mismo modo, si se apostara por multiplicar los espacios informativos y éstos se mantuvieran en el tiempo respaldados por una buena promoción, es muy probable que se fueran sumando como público-lectores más y más ciudadanos, que descubrirían así nuevos enfoques, perspectivas y realidades, así como una nueva afición: querer estar bien informado.

- La responsabilidad.

El periodismo tiene una responsabilidad: informar con ética, con fuentes contrastadas.

No rendir pleitesía al poder, dar un altavoz a quienes no lo tienen, intentar que los que rigen el mundo no sean los únicos que aparezcan en los medios.

Pero también los ciudadanos y ciudadanas tienen en sus manos una responsabilidad: exigir información de calidad, protestar contra la banalización de los espacios informativos y de las imágenes.

(Y esto es extensible al ámbito de la política: la sociedad debe exigir a los políticos un debate de altura).

- No es inofensivo.

Hay un modelo de periodismo actual que eleva las anécdotas o la información de escaso interés general a la categoría de noticias. Así, nos encontramos con informativos-magazine, en los que se habla de un árbol de Navidad decorado con joyas, de un coche empotrándose contra un pajar solitario o de una carrera de pingüinos.

La inclusión de este tipo de reportajes seudoinformativos en un espacio que debería dedicar su atención exclusiva a los grandes temas de actualidad puede resultar a primera vista inocente e inofensiva. Pero no lo es.

No lo es porque cada vez que se da espacio a una seudoinformación se está enterrando una noticia. Y esa noticia a veces tiene que ver con los abusos por parte de ejércitos, de entidades financieras, de políticos corruptos; con grandes asuntos de los que dependen nuestros derechos y libertades.

Pero no se cuenta -o se cuenta mal, en 30 segundos o en media columna- porque hay que dedicar un gran espacio a una insípida cumbre de mandatarios o, peor aún, a esa crónica tan simpática sobre la nueva receta de un roscón de reyes.

- Otro periodismo.

Hay periodistas que creen en el periodismo que se ejerce en los grandes medios y trabajan en ellos con orgullo; están convencidos de que sólo ése es el periodismo real.

Otros permanecen en los mass media porque de vez en cuando tienen la fortuna de poder realizar desde ellos una buena labor periodística y de ese modo la frustración pasajera es recompensada temporalmente para dar paso a otra frustración y así sucesivamente, últimamente con predominio de las etapas de barbecho.

Los hay que se mantienen por una cuestión económica, necesitan pagar la hipoteca.

También están los que se cansan y se van. Renuncian a una nómina, a un contrato indefinido, incluso a un buen sueldo, con la esperanza de poder practicar un periodismo al margen de la agenda impuesta por los grandes poderes.

Unos escriben libros para plasmar en ellos el periodismo que no cabe en los mass media; otros realizan documentales autofinanciados que encuentran hueco en los circuitos de festivales extranjeros o en cadenas de prestigio internacional.

Hay quienes trabajan como free-lance y ofrecen sus crónicas a los mass media, que cada vez “compran” menos y pagan peor.

Algunos han llegado a ofrecer su trabajo gratis, hartos de que les pongan como excusa la falta de dinero para pagarles, y aún así, no han conseguido que sus reportajes, a veces de gran calidad, sean difundidos. No hablo solo de principiantes, sino de reporteros con mucha experiencia.

Entre esos periodistas que han abandonado grandes medios están los que buscan -y encuentran- en Internet el modo de poner en práctica la máxima de que otro periodismo es posible. La información en la Red no necesita del gran capital para ser difundida, no precisa de caros envíos por satélite ni de rotativas. Así han surgido importantes iniciativas como propublica.org en Estados Unidos o mediapart.fr en Francia.

En los países anglosajones, con una sociedad civil más participativa en este tipo de cuestiones, algunos de estos proyectos obtienen financiación a través de filántropos, de las donaciones mensuales y voluntarias de sus lectores o por ambas vías. Es el caso de la ya histórica democracynow.org.

Aquí en España iniciativas de calidad como periodismohumano.com han optado por este tipo de financiación sin duda valiente -basada en las donaciones de los lectores- en un país en el que nos quejamos mucho de la calidad de la información pero no nos damos cuenta de que tenemos algunas herramientas para conseguir que otra sea posible.

- Cuando las noticias "no caben".

Hace unos días un reportero extranjero de prestigio, con varios premios periodísticos internacionales, me describía el hartazgo y la frustración que siente cada vez que algún medio rechaza publicar sus trabajos, en los que los protagonistas son víctimas de las grandes injusticias que azotan el mundo.

- “¿Con qué cara vamos a mirar a los moribundos, heridos o a los familiares de muertos con los que hablamos en Haití, Afganistán, Irak, Gaza, Congo, etc, que nos han abierto las puertas de su casa y de su corazón durante días o semanas para que contemos al mundo lo que les está pasando, si al final no logramos que se publique lo que les está ocurriendo?”, se preguntaba.

A los que nos hemos dedicado a viajar a zonas castigadas se nos ha descolocado el estómago a menudo al comprobar que el niño herido que tenemos a nuestro lado no merece -según los locos parámetros de los mass media- espacio en las páginas de información;

Que los cinco cadáveres que hay a nuestros pies no tienen cabida en el llamado periodismo porque han tenido la mala suerte de morir el mismo día en el que se realizaba el sorteo de la Lotería Nacional.

Que una mujer torturada en Abu Ghraib “no cabe” en el informativo; que una familia de haitianos que protesta contra la injerencia extranjera “no vende”.

Que la lucha admirable de una mujer guatemalteca por llevar a la justicia a criminales de guerra “no es televisiva” según el absurdo esquema de algún mediocre editor, o que las causas de la crisis económica no merecen espacio porque son un asunto complicado que pueden aburrir al espectador, bajar la audiencia o, quizá enfadar a los socios ricos del jefe del medio de comunicación.

Y así, un día nos levantamos por la mañana y gritamos que la ausencia en algunas páginas de actualidad de las grandes noticias del mundo es un delito; que este no-periodismo está engañando y adormeciendo a las sociedades; que las poblaciones que no están bien informadas pueden ser fácilmente manipulables; que la información de calidad, como servicio público, es la base de las sociedades libres y democráticas.

Que, como dijo Albert Camus, hay épocas en las que toda indiferencia es criminal.

Por ello, que no cuenten conmigo.

De la dictadura a la democracia. Una infraestructura conceptual para la liberación - Prólogo

Ateneo

Gene Sharp, traducción de Hermanos al rescate

Una de mis grandes preocupaciones durante muchos años ha sido cómo los pueblos pueden prevenir y destruir dictaduras. Esto ha sido fomentado en parte por una creencia que los seres humanos no deben ser dominados y destruidos por esos regímenes. Esta creencia ha sido fortalecida leyendo sobre la importancia de la libertad humana, la naturaleza de las dictaduras (desde Aristóteles a analistas de totalitarismo), y la historia de las dictaduras (especialmente los sistemas nazistas y estalinistas).

En el transcurso de los años he tenido la ocasión de conocer a personas que vivieron y sufrieron bajo el poder nazi, incluyendo algunos que sobrevivieron los campos de concentración. En Noruega conocí a personas que resistieron el poder fascista y sobrevivieron, y he sabido de aquéllos que murieron. He hablado con judíos que escaparon de las garras del nazismo y con personas que ayudaron a salvarlos.

El conocimiento sobre el terror de los regímenes comunistas en varios países lo he adquirido más de libros que de contactos personales. El terror de estos sistemas me parece especialmente conmovedor ya que fueron impuestos en nombre de la liberación de la opresión y la explotación. En décadas más recientes, durante visitas de personas de países regidos por dictaduras, como Panamá, Polonia, Chile, Tíbet, y Birmania, las realidades de las dictaduras de hoy en día se convirtieron más reales. De los tibetanos que lucharon contra la agresión de la China comunista, los rusos que derrotaron en agosto de 1991 el golpe de estado extremista y los tailandeses que bloquearon no violentamente un retorno al gobierno militar, he ganado perspectivas, a menudo penosas, de la insidiosa naturaleza de las dictaduras.

El sentido de patetismo e ira contra las brutalidades, junto con la admiración al heroísmo tranquilo de hombres y mujeres increíblemente valientes, era algunas veces fortalecido por visitas a sitios donde los peligros eran todavía considerables; y sin embargo, el desafío de los valientes continuaba. Estos incluían a Panamá bajo Noriega; Vilnius, Lituania, bajo la represión soviética; la Plaza de Tiananmen, Beijing, durante la festiva demostración de libertad y cuando los primeros camiones de personal armado entraron en ella esa fatídica noche; y el cuartel general en la selva de la oposición democrática en Manerplaw en la “Birmania liberada”.

A veces he visitado los sitios donde murieron los caídos, como la torre de televisión y el cementerio en Vilnius, el parque público en Riga donde personas fueron ametralladas, el centro de Ferrara al norte de Italia donde los fascistas alinearon y fusilaron a los miembros de la resistencia, y un simple cementerio en Manerplaw lleno de cadáveres de hombres que murieron demasiado jóvenes. Es una triste realidad que cada dictadura deja muerte y destrucción a su paso.

De estas preocupaciones y experiencias creció una esperanza y determinación que la prevención de las tiranías podría ser posible, que las luchas contra dictaduras podrían ser libradas sin mutuas matanzas en masa, que las dictaduras podrían ser destruidas y que era posible prevenir que nuevas dictaduras surgieran de las cenizas de las dictaduras derrocadas.

He tratado de pensar con cuidado sobre los medios más efectivos para desintegrar dictaduras con éxito con el menor costo en sufrimiento y vidas. Para hacer esto he usado mis estudios de muchos años sobre dictaduras, movimientos de resistencia, revoluciones, pensamiento político, sistemas de gobierno, y especialmente la realista lucha no violenta.

Esta publicación es el resultado. Estoy seguro que dista de ser perfecta. Sin embargo, quizás, ofrece alguna guía para asistir en el pensamiento y planeación para producir movimientos de liberación que son más poderosos y efectivos que lo que podrían ser bajo otras circunstancias.

Por necesidad, y por decisión deliberada, el foco de este ensayo es el problema genérico de como destruir una dictadura y prevenir la formación de una nueva. No tengo la capacidad para producir un análisis detallado y una fórmula para un país específico.

Sin embargo, es mi esperanza de que este análisis genérico pueda ser útil a personas que, desafortunadamente en muchos países, se enfrentan ahora a las realidades de vivir bajo una dictadura. Estas tendrán que determinar la validez de este análisis para sus situaciones particulares y hasta qué punto las recomendaciones principales son, o pueden hacerse aplicables a sus luchas por la liberación.

Tengo varias deudas de gratitud. Bruce Jenkins, mi asistente especial, ha hecho una contribución inestimable al identificar problemas de contenido y presentación, y a través de sus incisivas recomendaciones para una presentación más clara de ideas difíciles (especialmente las concernientes a estrategia), reorganización de la estructura y cambios editoriales. También estoy agradecido a la asistencia editorial de Stephen Coady. El Dr. Chistopher Kruegler y Robert Helvey han ofrecido críticas y consejos muy importantes. La Dra. Hazel McFerson y Dra. Patricia Parkman me han suministrado información de luchas en Africa y América Latina, respectivamente. A pesar de que esta obra se ha beneficiado grandemente de ese generoso apoyo, el análisis y las conclusiones son mi responsabilidad.

En ningún momento en este análisis presumo que desafiar dictadores será fácil o sin costo. Todas las formas de lucha tienen complicaciones y costos. La lucha contra dictadores va a causar bajas. Es mi esperanza, sin embargo, que este análisis aliente a los líderes de la resistencia a considerar estrategias que puedan aumentar su poder efectivo mientras que reduzcan el nivel relativo de bajas sufridas.

Este análisis tampoco debe ser interpretado como indicación que una vez que una dictadura específica termine, todos los otros problemas desaparecerán. La caída de un régimen no trae una utopía. Lo que hace es abrir el camino para un arduo trabajo y largos esfuerzos para construir unas relaciones sociales, económicas y políticas más justas y erradicar otras formas de injusticia y opresión. Es mi esperanza que este breve examen de cómo una dictadura puede ser desintegrada pueda ser útil a aquellos pueblos que viven bajo una dominación y que desean ser libres.

PSOE y PP rechazan obligar a la banca a que la entrega del piso salde la hipoteca

El Torcal Rojo

El Gobierno toma razón de obras de emergencia en la A-7, la A-45 y la N-331 por 3,4 millones de euros

ANTEQUERA

Política


El Consejo de Ministros ha tomado razón este viernes de las actuaciones de emergencia necesarias para las obras de reparación de los daños sufridos en diversos puntos kilométricos de las autovías A-45 y A-7 y la carretera N-331 en la provincia de Málaga.

El Gobierno ha informado de que las obras suponen un importe de 3.461.327 euros y pretenden subsanar la situación de grave peligro existente en cuatro puntos kilométricos de estas carreteras.

En este sentido, el diputado nacional por Málaga Daniel Pérez ha señalado a Europa Press que se actuará a la altura del kilómetro 121 de la A-45, la autovía de Córdoba a Málaga, en el término municipal de Casabermeja.

La actuación, que tiene como objetivo subsanar la situación de peligro existente a raíz de que las fuertes lluvias del año pasado movieran el terreno, se llevará a cabo tanto en la margen izquierda de la autovía como en la derecha, cerca del colegio de Casabermeja.

En cuanto a la N-331, en el término municipal de Antequera, es necesario intervenir para estabilizar el terreno como consecuencia también de las lluvias del pasado año.

Finalmente, en la A-7 se actuará en el término municipal de Málaga, en sentido Rincón de la Victoria, para estabilizar una estructura que presenta una inclinación inadecuada. Para ello, se cambiarán las sujeciones entre el pilón y la viga.

Un total de 120 niños participan en la Semana Blanca

ANTEQUERA

Política


Un total de 120 niños participan en las actividades de la Semana Blanca programadas por el Ayuntamiento de Antequera, que consisten en talleres lúdico-formativos para alumnado de Educación Primaria y ludoteca para alumnado de Educación Infantil.

La concejala de Derechos Sociales, Lola García, ha explicado que "se trata de una actuación orientada a la educación en valores, de una forma divertida y a la vez ofreciendo una formación complementaria. Y al mismo tiempo facilitamos a la conciliación de la vida familiar y laboral en este período no lectivo".

Los talleres lúdico-formativos se desarrollan entre los días 1 y 4 de marzo en el Colegio Público Infante Don Fernando, de 9:00 a 14:00 horas y la opción de aula matinal entre las 8:00 y las 9:00 horas.

Consisten en pintura y fabricación de juguetes, juegos predeportivos, taller de ciencia, juegos tradicionales, actividades intergeneracionales, talleres de promoción de la salud, taller de jardinería, club de tareas (espacio para hacer los deberes del colegio) y visitas a distintos parques de la ciudad.

El servicio de ludoteca se desarrolla en el mismo lugar, fechas y horarios, como un espacio de juego para niños mayores de tres años. Se realizarán actividades como dibujo y pintura, música y movimiento, o juegos tradicionales.

El programa de la Semana Blanca está organizado por las áreas de Derechos Sociales y Educación del Ayuntamiento de Antequera, con la colaboración de la Junta de Andalucía y la Mesa Municipal de Prevención.