Derechos Humanos
Los conflictos armados privan a 28 millones de niños de la posibilidad de recibir educación y los exponen al riesgo de ser víctimas de violaciones y otros abusos sexuales. Además, propician ataques contra las escuelas y atentados contra los derechos humanos, según el Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo 2011 que ha dado a conocer hoy la UNESCO.
En ese informe, titulado Una crisis encubierta: conflictos armados y educación, se advierte que el mundo no va por buen camino para lograr en 2015 los seis objetivos de la Educación para Todos suscritos por 160 países en Dakar el año 2000. Aunque se han realizado progresos considerables en muchos ámbitos, se distará mucho de alcanzar la mayoría de los objetivos fijados y uno de los motivos importantes de este fracaso son los conflictos armados que azotan muchas partes del mundo.
Las conclusiones del informe están respaldadas por cuatro premios Nobel: Oscar Arias Sánchez, Shirin Ebadi, José Ramos-Horta y el arzobispo Desmond Tutu. “Las páginas de este informe detallan crudamente la violencia real que se está ejerciendo contra algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo, comprendidos sus niños en edad escolar, y retan a los dirigentes de todos los países, ricos y pobres, a emprender una acción decisiva”, dice el arzobispo Tutu en su colaboración especial para el informe.
De los niños del mundo en edad de ir a la escuela primaria que están sin escolarizar, un 42%, esto es 28 millones, vive en países pobres afectados por conflictos.
El informe presenta propuestas detalladas para llevar cabo cambios y reformas con vistas a luchar implacablemente contra las violaciones de los derechos humanos, revisar las prioridades globales de la ayuda externa, reforzar los derechos de los desplazados internos y prestar más atención a las deficiencias de los sistemas educativos que pueden incrementar los riesgos de conflictos.
“Los conflictos armados –dice la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova– siguen representando un importante obstáculo para el desarrollo humano en muchas partes del mundo, pero hasta ahora se han ignorado ampliamente sus repercusiones en la educación. La originalidad de este informe estriba en que expone documentadamente la magnitud de esta crisis encubierta y sus causas subyacentes, al mismo tiempo que presenta propuestas bien argumentadas para efectuar los cambios que se imponen”.
En el periodo 1999-2008, 35 países del mundo se vieron afectados por conflictos armados. Colombia fue uno de ellos. Los sistemas educativos se hallan en primera línea de esos conflictos, porque los combatientes consideran “legítimo” lanzar ataques contra los edificios de las escuelas, los alumnos y los maestros. En Colombia, los grupos armados suelen reclutar a niños para que combatan en sus filas o trabajen en el narcotráfico. Con frecuencia, las escuelas son el escenario de esos reclutamientos forzosos.
En muchos países, las violaciones y otros abusos sexuales se han convertido en armas de guerra. La atmósfera de inseguridad y temor creada por las violencias sexuales hace que muchos niños –y sobre todo niñas– se vean en la imposibilidad de ir a la escuela. En muchos países que han sufrido conflictos armados en el pasado –por ejemplo Guatemala– se sigue señalando la existencia de índices elevados de violaciones y abusos sexuales, lo que induce a pensar que esos comportamientos surgidos durante los conflictos violentos se arraigan en la sociedad imprimiendo un carácter violento a las relaciones entre los sexos.
El informe exige que se ponga fin a la cultura de impunidad que se da en torno a las violencias de carácter sexual, intensificando la vigilancia de los atentados perpetrados contra los derechos humanos, aplicando con más rigor las normas del derecho internacional vigente y creando una comisión internacional sobre las violaciones y los abusos sexuales que esté respaldada por la Corte Penal Internacional.
“Los niños y los sistemas educativos –dice el director del informe, Kevin Watkins– no sólo se ven envueltos accidentalmente en un fuego cruzado en un combate, sino que se están convirtiendo cada vez más en blanco sistemático en los conflictos armados. El fracaso de los gobiernos en la protección de los derechos humanos es sumamente nocivo para los niños, ya que les está privando de la única posibilidad que tienen de recibir educación. Es hora de que la comunidad internacional pida cuentas a los que perpetran crímenes odiosos, como las violaciones sistemáticas, y respalde las resoluciones de las Naciones Unidas con una acción firme y resuelta”.
El informe señala también que los conflictos armados desvían hacia el gasto en armamento los fondos públicos que podrían emplearse en la educación. “Lo que en verdad debemos preguntarnos no es si podemos disponer de recursos para lograr la universalización de la enseñanza primaria, sino más bien si podemos permitirnos el lujo de seguir manteniendo prioridades equivocadas y aplazando el momento de convertir las bombas en libros”, dice Oscar Arias Sánchez, ex Presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz (1987), en una colaboración especial para el informe.
El gasto en armamento también merma los recursos que los países donantes podrían destinar al apoyo de la educación en los países pobres. Tan sólo con lo que dedican en seis días los países ricos al gasto militar se podría enjugar el déficit anual de financiación de la Educación para Todos, que se cifra en 16.000 millones de dólares.
El informe señala asimismo que el sistema de ayuda humanitaria no está prestando a los niños que viven en países afectados por conflictos los servicios educativos que necesitan y, por eso, pide que ese sistema se revise para dar más importancia a la educación en la ayuda destinada a esos países. La educación apenas representa 2% del total de la ayuda humanitaria y sólo se satisface una proporción muy reducida de las peticiones de apoyo a los sistemas educativos con los recursos de esta categoría de ayuda. Para enjugar el déficit de financiación de la educación, los recursos de los fondos comunes destinados a la ayuda humanitaria tendrían que incrementarse para alcanzar 2.000 millones de dólares.
El informe llega a la conclusión de que los donantes deben suprimir la línea divisoria artificial entre la ayuda humanitaria y la asistencia para el desarrollo a largo plazo. También preconiza que se canalice una parte más importante de la ayuda al desarrollo por conducto de los fondos comunes por país y que los donantes adopten disposiciones multilaterales para una financiación agrupada, incrementando los recursos de la Iniciativa Vía Rápida (IVR) en pro de la Educación para Todos, una vez que sea reformada, a fin de que ésta disponga de una dotación anual de 6.000 millones de dólares.
Los refugiados y desplazados internos del mundo entero tropiezan con importantes obstáculos para acceder a la educación, según señala el Informe. Colombia es el segundo país del mundo, con más desplazados internos. Los adolescentes desplazados colombianos de 12 a 15 años que todavía cursan primaria son dos veces más numerosos que los no desplazados de la misma edad.
Esto indica que los desplazados ingresan tardíamente en la escuela primaria, repiten curso con mayor frecuencia y la desertan con más facilidad. En 2004, una sentencia transcendental dictada por la Corte Constitucional estableció la educación gratuita para los niños desplazados y, desde entonces, la proporción de desplazados internos de 5 a 17 años escolarizados pasó de un 48% en 2007 a un 86% en 2010.
El informe denuncia también algunas deficiencias en el ámbito de la educación que contribuyen a fomentar los conflictos:
-La deficiente formación de la juventud: En muchos países afectados por conflictos el peso demográfico de la juventud es enorme –las personas menores de 25 años pueden representar hasta más de un 60% de la población– pero los sistemas educativos no dotan a los jóvenes con las competencias que necesitan para salir de la pobreza, del desempleo y de una situación desesperanzadora.
-La utilización incorrecta de los sistemas educativos: La educación tiene un gran potencial para actuar como fuerza de paz, pero con demasiada frecuencia se instrumentaliza para atizar las divisiones sociales, la intolerancia y los prejuicios que conducen a la guerra. En Guatemala, las poblaciones indígenas del país consideraron que la imposición del idioma español en las escuelas fue uno de los instrumentos importantes de un sistema más vasto de discriminación social generalizada. En Colombia, el gobierno es consciente de que el sistema educativo puede contribuir a la creación de una cultura de paz y, por eso, ha adoptado iniciativas encaminadas a resolver el problema de la violencia en el medio escolar que han tenido resultados positivos.
-La insuficiente atención prestada a de la educación en la consolidación de la paz. La educación se tiene que integrar en estrategias más vastas encaminadas a fomentar la tolerancia, el respeto mutuo y la capacidad para convivir pacíficamente con los demás. A tal efecto se deberían asignar a la educación entre 500 y 1.000 millones de dólares por intermedio del Fondo para la Consolidación de la Paz y, al mismo tiempo, se debería encomendar a la UNESCO y el UNICEF que desempeñen un papel más importante en la consolidación de la paz.
El informe destaca los importantes avances conseguidos en la educación desde el año 2000, pero también pone de relieve lo siguiente:
- El número de niños sin escolarizar está disminuyendo con demasiada lentitud.
-Son muy numerosos todavía los niños que desertan la escuela antes de finalizar el ciclo de la enseñanza primaria.
- Más del 8% de los adultos de la región de América Latina y el Caribe –esto es, unos 33 millones de personas– son analfabetos.
- De aquí a 2015 será necesario contratar 1,9 millones de maestros suplementarios en todo el mundo para conseguir la universalización de la enseñanza primaria
En ese informe, titulado Una crisis encubierta: conflictos armados y educación, se advierte que el mundo no va por buen camino para lograr en 2015 los seis objetivos de la Educación para Todos suscritos por 160 países en Dakar el año 2000. Aunque se han realizado progresos considerables en muchos ámbitos, se distará mucho de alcanzar la mayoría de los objetivos fijados y uno de los motivos importantes de este fracaso son los conflictos armados que azotan muchas partes del mundo.
Las conclusiones del informe están respaldadas por cuatro premios Nobel: Oscar Arias Sánchez, Shirin Ebadi, José Ramos-Horta y el arzobispo Desmond Tutu. “Las páginas de este informe detallan crudamente la violencia real que se está ejerciendo contra algunas de las poblaciones más vulnerables del mundo, comprendidos sus niños en edad escolar, y retan a los dirigentes de todos los países, ricos y pobres, a emprender una acción decisiva”, dice el arzobispo Tutu en su colaboración especial para el informe.
De los niños del mundo en edad de ir a la escuela primaria que están sin escolarizar, un 42%, esto es 28 millones, vive en países pobres afectados por conflictos.
El informe presenta propuestas detalladas para llevar cabo cambios y reformas con vistas a luchar implacablemente contra las violaciones de los derechos humanos, revisar las prioridades globales de la ayuda externa, reforzar los derechos de los desplazados internos y prestar más atención a las deficiencias de los sistemas educativos que pueden incrementar los riesgos de conflictos.
“Los conflictos armados –dice la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova– siguen representando un importante obstáculo para el desarrollo humano en muchas partes del mundo, pero hasta ahora se han ignorado ampliamente sus repercusiones en la educación. La originalidad de este informe estriba en que expone documentadamente la magnitud de esta crisis encubierta y sus causas subyacentes, al mismo tiempo que presenta propuestas bien argumentadas para efectuar los cambios que se imponen”.
En el periodo 1999-2008, 35 países del mundo se vieron afectados por conflictos armados. Colombia fue uno de ellos. Los sistemas educativos se hallan en primera línea de esos conflictos, porque los combatientes consideran “legítimo” lanzar ataques contra los edificios de las escuelas, los alumnos y los maestros. En Colombia, los grupos armados suelen reclutar a niños para que combatan en sus filas o trabajen en el narcotráfico. Con frecuencia, las escuelas son el escenario de esos reclutamientos forzosos.
En muchos países, las violaciones y otros abusos sexuales se han convertido en armas de guerra. La atmósfera de inseguridad y temor creada por las violencias sexuales hace que muchos niños –y sobre todo niñas– se vean en la imposibilidad de ir a la escuela. En muchos países que han sufrido conflictos armados en el pasado –por ejemplo Guatemala– se sigue señalando la existencia de índices elevados de violaciones y abusos sexuales, lo que induce a pensar que esos comportamientos surgidos durante los conflictos violentos se arraigan en la sociedad imprimiendo un carácter violento a las relaciones entre los sexos.
El informe exige que se ponga fin a la cultura de impunidad que se da en torno a las violencias de carácter sexual, intensificando la vigilancia de los atentados perpetrados contra los derechos humanos, aplicando con más rigor las normas del derecho internacional vigente y creando una comisión internacional sobre las violaciones y los abusos sexuales que esté respaldada por la Corte Penal Internacional.
“Los niños y los sistemas educativos –dice el director del informe, Kevin Watkins– no sólo se ven envueltos accidentalmente en un fuego cruzado en un combate, sino que se están convirtiendo cada vez más en blanco sistemático en los conflictos armados. El fracaso de los gobiernos en la protección de los derechos humanos es sumamente nocivo para los niños, ya que les está privando de la única posibilidad que tienen de recibir educación. Es hora de que la comunidad internacional pida cuentas a los que perpetran crímenes odiosos, como las violaciones sistemáticas, y respalde las resoluciones de las Naciones Unidas con una acción firme y resuelta”.
El informe señala también que los conflictos armados desvían hacia el gasto en armamento los fondos públicos que podrían emplearse en la educación. “Lo que en verdad debemos preguntarnos no es si podemos disponer de recursos para lograr la universalización de la enseñanza primaria, sino más bien si podemos permitirnos el lujo de seguir manteniendo prioridades equivocadas y aplazando el momento de convertir las bombas en libros”, dice Oscar Arias Sánchez, ex Presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz (1987), en una colaboración especial para el informe.
El gasto en armamento también merma los recursos que los países donantes podrían destinar al apoyo de la educación en los países pobres. Tan sólo con lo que dedican en seis días los países ricos al gasto militar se podría enjugar el déficit anual de financiación de la Educación para Todos, que se cifra en 16.000 millones de dólares.
El informe señala asimismo que el sistema de ayuda humanitaria no está prestando a los niños que viven en países afectados por conflictos los servicios educativos que necesitan y, por eso, pide que ese sistema se revise para dar más importancia a la educación en la ayuda destinada a esos países. La educación apenas representa 2% del total de la ayuda humanitaria y sólo se satisface una proporción muy reducida de las peticiones de apoyo a los sistemas educativos con los recursos de esta categoría de ayuda. Para enjugar el déficit de financiación de la educación, los recursos de los fondos comunes destinados a la ayuda humanitaria tendrían que incrementarse para alcanzar 2.000 millones de dólares.
El informe llega a la conclusión de que los donantes deben suprimir la línea divisoria artificial entre la ayuda humanitaria y la asistencia para el desarrollo a largo plazo. También preconiza que se canalice una parte más importante de la ayuda al desarrollo por conducto de los fondos comunes por país y que los donantes adopten disposiciones multilaterales para una financiación agrupada, incrementando los recursos de la Iniciativa Vía Rápida (IVR) en pro de la Educación para Todos, una vez que sea reformada, a fin de que ésta disponga de una dotación anual de 6.000 millones de dólares.
Los refugiados y desplazados internos del mundo entero tropiezan con importantes obstáculos para acceder a la educación, según señala el Informe. Colombia es el segundo país del mundo, con más desplazados internos. Los adolescentes desplazados colombianos de 12 a 15 años que todavía cursan primaria son dos veces más numerosos que los no desplazados de la misma edad.
Esto indica que los desplazados ingresan tardíamente en la escuela primaria, repiten curso con mayor frecuencia y la desertan con más facilidad. En 2004, una sentencia transcendental dictada por la Corte Constitucional estableció la educación gratuita para los niños desplazados y, desde entonces, la proporción de desplazados internos de 5 a 17 años escolarizados pasó de un 48% en 2007 a un 86% en 2010.
El informe denuncia también algunas deficiencias en el ámbito de la educación que contribuyen a fomentar los conflictos:
-La deficiente formación de la juventud: En muchos países afectados por conflictos el peso demográfico de la juventud es enorme –las personas menores de 25 años pueden representar hasta más de un 60% de la población– pero los sistemas educativos no dotan a los jóvenes con las competencias que necesitan para salir de la pobreza, del desempleo y de una situación desesperanzadora.
-La utilización incorrecta de los sistemas educativos: La educación tiene un gran potencial para actuar como fuerza de paz, pero con demasiada frecuencia se instrumentaliza para atizar las divisiones sociales, la intolerancia y los prejuicios que conducen a la guerra. En Guatemala, las poblaciones indígenas del país consideraron que la imposición del idioma español en las escuelas fue uno de los instrumentos importantes de un sistema más vasto de discriminación social generalizada. En Colombia, el gobierno es consciente de que el sistema educativo puede contribuir a la creación de una cultura de paz y, por eso, ha adoptado iniciativas encaminadas a resolver el problema de la violencia en el medio escolar que han tenido resultados positivos.
-La insuficiente atención prestada a de la educación en la consolidación de la paz. La educación se tiene que integrar en estrategias más vastas encaminadas a fomentar la tolerancia, el respeto mutuo y la capacidad para convivir pacíficamente con los demás. A tal efecto se deberían asignar a la educación entre 500 y 1.000 millones de dólares por intermedio del Fondo para la Consolidación de la Paz y, al mismo tiempo, se debería encomendar a la UNESCO y el UNICEF que desempeñen un papel más importante en la consolidación de la paz.
El informe destaca los importantes avances conseguidos en la educación desde el año 2000, pero también pone de relieve lo siguiente:
- El número de niños sin escolarizar está disminuyendo con demasiada lentitud.
-Son muy numerosos todavía los niños que desertan la escuela antes de finalizar el ciclo de la enseñanza primaria.
- Más del 8% de los adultos de la región de América Latina y el Caribe –esto es, unos 33 millones de personas– son analfabetos.
- De aquí a 2015 será necesario contratar 1,9 millones de maestros suplementarios en todo el mundo para conseguir la universalización de la enseñanza primaria
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