jueves, 24 de febrero de 2011

30 años del 23-F: Las teorías del autogolpe cobran cada vez más fuerza

CULTURA

Fascismo

- 23-F, treinta años de mitos para encubrir un autogolpe (Floren Aoiz/Gara).

Se cumplen 30 años de los sucesos de febrero de 1981 y vuelven a prodigarse los relatos que glosan la grandeza del rey español, salvador de la democracia frente a los golpistas. El ritual del aniversario se renueva y se repite la historieta de buenos y malos convertida en incuestionable. La transición hacía aguas, la economía naufragaba, el pérfido terrorismo y los insaciables nacionalismos «periféricos» ponían en peligro la unidad de España y unos cuantos nostálgicos del franquismo decidieron liquidar la incipiente democracia, pero no lo lograron porque Juan Carlos Borbón les hizo frente e impuso el respeto al estado de derecho.

Ya lo decía la letra del «Tanguillo del golpe»: «¡Qué nochecita pasamos los españoles, vaya una gracia!/ si el Borbón no lo remedia,/ nos quitan la democracia,/ las huelgas los sindicatos y hasta la Constitución.»

Sea con aire de tanguillo, vendido como sesudo trabajo académico o como promocionadísimo best seller de Javier Cercas, el cuento se basa en una historia de canallas extremistas (terroristas y golpistas) y un héroe equilibrado y equilibrador: el rey. Un relato que persigue la identificación social con cierta interpretación de la historia, y, en el fondo, quiere legitimar el modelo de transición y su consecuencia, esto es, el actual régimen constitucional.

Como ha destacado el analista del storytelling Salmon, con estas repeticiones rituales, más allá de contar una historia, se pretenden orientar flujos de emociones, creando y alimentando un mito colectivo. Porque de eso es de lo que estamos hablando, del mito de la modélica transición y, más exactamente, del mito del golpe involucionista reventado por el Borbón.

Un régimen surgido de la transformación «de la ley a la ley» desde una dictadura como la franquista necesita mitos fundacionales que disimulen su pecado original y ha encontrado en los acontecimientos de febrero de 1981 un filón. La versión oficial de aquellos sucesos convierte en paladín democrático al Borbón designado a dedo por Franco para liderar el posfranquismo, el mismo Borbón que proclamara al ser nombrado sucesor su adhesión a los principios del golpe de 1936 y repitiera los halagos al «Caudillo» tras su muerte. Prodigioso milagro recreado cada año por estas fechas gracias a la reedición del shock provocado por la irrupción de una banda de guardias civiles armados en el edificio del Congreso de Madrid.

A falta de una auténtica ruptura con el franquismo, el 23-F se nos presenta como su espectacular simulacro, en el que la integridad del monarca español y su firmeza brillan frente a la oscuridad de los involucionistas. Borbón renace así purificado, limpio de toda mancha, roto el cordón umbilical de una vez por todas con su promotor, el sanguinario dictador Francisco Franco que se hizo con el poder gracias a la ayuda de Hitler y Mussolini y un baño de sangre de dimensiones colosales.

Las imágenes de Tejero, que han sido vistas por todo el mundo y han creado un «recuerdo compartido», invitan a dar por buena la imagen del golpe televisado, cuando lo cierto es que la verdadera naturaleza de lo ocurrido el 23 F ha sido deliberadamente ocultada a la opinión pública. Cuanto más se repiten las mismas imágenes, más cerrojos se cierran sobre el (auto)golpe de timón que el estado posfranquista dio a la reforma.

Más allá del mito, una reforma de la reforma. Recientemente, «El País» publicaba un texto sobre «la intentona golpista del 23-F que desbarató el Rey» en el que se afirmaba que «los hechos han quedado esclarecidos en su casi totalidad». Y es cierto que los hechos se han ido desvelando y hoy en día cualquier persona con interés puede acceder a testimonios, documentos y estudios que permiten hacerse una idea cabal de qué sucedió realmente.

Esta información, sin embargo, lejos de retratarnos a un monarca antigolpista, cuestiona de raíz la versión oficial y nos presenta una trama turbia surgida de las propias entrañas -o cloacas, como se prefiera- del Estado. Los datos que han ido aflorando en estos 30 años, muchas veces como consecuencia de rencillas, venganzas o desaires en el mundo de los servicios secretos españoles han confirmado el análisis de quienes definieron aquello desde el primer momento como un autogolpe.

Estos servicios secretos y otros poderes fácticos tuvieron un protagonismo decisivo en la generación del ambiente de inestabilidad que antecedió al numerito de Tejero, alimentaron la sensación de caos, acosaron a Adolfo Suárez desde todos los frentes y fabricaron y utilizaron hábilmente la amenaza de un golpe militar cuyo objetivo sería poner fin a la transición. Pero no sólo eso, tuvieron que ver con la preparación del autogolpe, su ejecución, su reconducción y su posterior encubrimiento.

Conviene recordar que el Ejército español no había sido llevado a rastras a la reforma, sino que era uno de sus protagonistas a la vez que gendarme. Franco, que fue quien diseñó las claves del escenario posfranquista, se encargó de garantizar el apoyo de las Fuerzas Armadas españolas a su sucesor y nadie cuestionó seriamente ese aval. En 1981, el Ejército no quería volver atrás y, en todo caso, ni los poderes económicos ni los padrinos internacionales se lo hubieran permitido. Lo que estaba sobre la mesa era la utilidad de la amenaza del golpe para poner límites a la transición y, como ocurrió tras el 23F, reorientarla.

Hubo una operación cívico-militar, por usar terminología de documentos de inteligencia de aquellos tiempos, para desalojar a Suárez de la jefatura del Gobierno y marcar una nueva agenda que supusiera la corrección del rumbo de la reforma. No es que el líder de la UCD fuera un peligroso rupturista, pese a que como tal llegó a ser presentado, sino que su tiempo había terminado y era preciso reajustar la marcha de la transición, abriendo el paso a un nuevo tiempo de reconversiones económicas, recortes del proceso autonómico y nuevos bríos en la acción represiva y de guerra sucia. Un nuevo tiempo que más tarde iba a ser liderado por el PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra, un partido que, a diferencia de UCD, no podría ser considerado una prolongación del franquismo.

La dimisión de Suárez, lejos de frenar esa operación, terminaría por hacerla estallar. Tejero, enredado en aquellas tramas aunque posiblemente desconocedor de todo su alcance, iba a crear el shock, la fase explosiva del golpe, por usar términos de un destacado agente de los servicios secretos españoles. Después llegaría la acción de salvación que culminaría con un nuevo pacto de estado fruto de un consenso entre partidos y el Ejército, apoyado por los demás poderes y agentes sociales y que marcaría el inicio de un nuevo tiempo político.

Pero no es lo mismo escribir un guión que llevarlo a la práctica. Tejero se enrocó, se negó a facilitar el paso a la solución prevista y con este inesperado giro el proyecto se fue al garete. El plan se hubo de reinterpretar. No habría gobierno de concentración y tendrían que gestionar de otro modo el shock, pero esto sólo sería posible sacrificando algunas piezas para evitar la implicación de ciertos poderes del estado y del propio monarca.

Así, Tejero, Armada, Milans y otros como San Martín, el hombre de inteligencia de Carrero Blanco, se convertirían en los líderes de un golpe involucionista felizmente abortado por el rey Borbón. Algunos de ellos podían haber sido los paladines de la nueva etapa democrática tras la catarsis, pero terminaron juzgados por apadrinar un golpe de estado.

30 años después, la obstinación en ocultar a la ciudadanía la realidad de aquellos hechos es sumamente preocupante, porque evidencia la voluntad de seguir recurriendo al mito para manipular. Y, lo que es mucho peor, cada año nos recuerdan su resistencia a afrontar una verdadera ruptura con el franquismo.

- 23-F: Las balas que precedieron a las teorías (Público).

El oscurantismo ha alimentado tres décadas de relatos sobre el intento de golpe de estado. Varios expertos encaran de forma crítica las ya tradicionales tesis sobre los beneficiarios de la asonada militar

El rastro de las balas en la bóveda del hemiciclo y en las paredes de la tribuna de medios se mantiene intacto, inamovible, como prueba fehaciente de lo ocurrido en el Congreso de los Diputados el 23 de febrero de 1981. La intentona golpista del grupo de militares encabezados por el teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, dejó otras huellas que sí han sido permeables con el paso del tiempo. Se han construido multitud de relatos que han tratado de aportar luz sobre unos hechos para los que ni siquiera hoy, 30 años después, parece que vaya a perfilarse una sola verdad que ponga fin a tres décadas de teorías hechas de luces y sombras.

Un hilo conductor hilvana los supuestos que defienden algunos politólogos, críticos con la idea de que instituciones como la monarquía o los partidos políticos vieran reforzada su legitimidad de cara a la opinión pública tras la asonada militar. "Que el rey se presente como el defensor de la democracia parte más de la narrativa que de los hechos, dando lugar a interpretaciones sesgadas", sostiene el profesor de Ciencia Política de la UCM, Pablo Iglesias Turrión.

La lectura que se ha hecho sobre el fortalecimiento de la democracia gracias al efecto del 23-F también es puesta en entredicho por algunos analistas, como el catedrático de Políticas Públicas de la Pompeu Fabra, Vicenç Navarro. "El intento de golpe militar no reforzó la democracia española, al contrario. El gesto de desacuerdo del monarca hacia el presidente elegido —Suárez— era una expresión antidemocrática", indica.

"En una democracia el rey no puede ni expresar su desacuerdo ni admitir comportamientos antidemocráticos entre sus asesores", sostiene Navarro para recordar que el rey había expresado abiertamente sus críticas al presidente Suárez y era también consciente de las visitas y encuentros de sus colaboradores, con lo cual "dio pie a toda una serie de conspiraciones que concluyeron con el intento de golpe militar".

El politólogo Ariel Jerez Novara también adopta la tesis de que el 23-F no fortaleció el actual sistema político y añade otro elemento que incide en la existencia de un contexto anterior que vigorizó las dinámicas democráticas: las grandes manifestaciones populares de finales de la década de los 70. "La agitación que generaron las fuerzas de la izquierda, como el movimiento vecinal, el estudiantil, etc, está en la base de todo y fue lo que propició que la élite franquista se desarrollara hacia la democracia sin el uso de la fuerza", explica.

Uno de los efectos del 23-F fue el que contribuyó a fomentar los temores. Navarro explica que en España "no se ha resuelto el constante miedo que existe en las instituciones hacia las estructuras e instituciones heredadas del régimen anterior y que incluyen desde las fuerzas armadas a los tribunales de justicia". El catedrático de Políticas Públicas evidencia la resistencia a juzgar los crímenes de la dictadura como ejemplo del miedo.

Miedo constante

Por otro lado, la intención de volver a un régimen militar no parecía que estuviese entre los objetivos que buscaba el golpe, según algunos autores. "Observando la postura de la banca y del capitalismo español, que tendían a la integración europea, parece difícil pensar que los sectores más conservadores pretendieran volver a una dictadura militar", indica Iglesias, quien sí admite la existencia de ciertos sectores que aspiraban a limitar los avances democráticos del país: "Algo que sí consiguieron y que se comprueba en la escasez de personas procesadas por el intento de golpe de estado y el poco tiempo que pasaron en prisión".

Otra prueba de esta tesis es la que evidencia Navarro al señalar algunas de las decisiones que se adoptaron después, tales como "acentuar el centralismo del Estado", algo en lo que influyó el temor que tenían las instituciones democráticas sobre la actitud de las fuerzas armadas.
La sombra de Reagan

Hacia los autores intelectuales de la intentona golpista apunta el periodista Alfredo Grimaldos en un ensayo sobre el papel que jugó la CIA en connivencia con el CESID (actual CNI) en el 23-F.

El autor de La CIA en España (2006), sostiene que los servicios de inteligencia estadounidenses estaban al tanto de las intenciones de los militares pero no les interesaba mover ficha a favor de los demócratas. "Adolfo Suárez se había convertido en un personaje molesto para la administración Reagan, pero advirtieron al comandante José Luis Cortina, del CESID, sobre la intención de los Estados Unidos de mantenerse neutrales". Los hechos, en cambio, tal y como narra Grimaldos, fueron contradictorios. "En las horas que duró la ocupación del Congreso por parte de los militares, los norteamericanos dispusieron de su equipo bélico de las bases de Rota y Morón en alerta y la Sexta Flota se instaló frente a las playas de Valencia en misión de 'vigilancia mediterránea'". Las razones de estas maniobras no se llegaron a explicar nunca.

Navarro, en cambio, no da rédito a estas teorías ya que a su juicio la CIA "es una agencia bastante impotente e ineficaz" y considera lejana la posibilidad de que estimulara el golpe. "El Departamento de Estado de Estados Unidos sabía de la posibilidad de un golpe militar pues era ampliamente conocida la existencia de grupos muy desafectados con la democracia en el Ejército".
Corriente de golpes

La confluencia de muchos golpes en uno solo es otro de los relatos sobre los que se construyen las otras realidades en torno al 23-F. Teorías, no obstante, difíciles de trazar por la "clandestinidad" con la que se operó. Un oscurantismo que para Jerez Novara es fruto de la "ausencia de cultura institucional" que tenía España en ese momento.

Por su parte, Pablo Iglesias sostiene que frente a la tesis que defiende la convergencia de muchos golpes en uno sólo que "nos vacunó" de otros, "lo que sí existía era un estado de opinión de sectores vinculados a las oligarquías del franquismo que tenían que ver con la Iglesia, con los militares o con sectores económicos que pudieron temer una pérdida de sus privilegios".El crisol de golpes de estado afectó en primera instancia el rey, según el relato de Grimaldos, una idea que también recoge el periodista Jesús Palacios en El rey y su secreto (2010). Todo pudo haber girado en torno al monarca y en ello podría estar la explicación del tiempo que tardó Juan Carlos I en lanzar el mensaje televisado que puso fin a la tensa espera. Para Grimaldos, la confluencia de golpes hizo que cuajara por inercia el de los militares bajo las órdenes de Tejero. "El rey no sabía a qué corriente golpista se estaba enfrentando, si a una que iba contra él o a la que estaba de su lado", señala.

Asociar el intento golpista a un estado de opinión es deducible, a juicio del profesor de Ciencia Política, a partir de hechos posteriores como el miedo que pasó mucha gente de las organizaciones de izquierda. "Muchos ciudadanos quemaron papeles o rompieron carnés, prueba de que la derecha en este país aún podía volver a enseñar los dientes en cualquier momento".

Como el eco de los 37 disparos que agujerearon el salón de plenos del Congreso, los relatos edificados en torno al 23-F seguirán resonando a consecuencia de la clandestinidad con la que se gestionaron los acontecimientos. Tal y como recuerda Vicenç Navarro, "en una sociedad democrática se hubiera creado una Comisión Parlamentaria para analizar tales hechos", algo que nunca sucedió.

- El golpista en palacio (Coronel Martínez Inglés/Insurgente).

Pues sí, amigos, han pasado ya treinta años desde aquella sorprendente tarde/noche del 23 de febrero de 1981 en la que el “comandante cero” español, el inefable teniente coronel Tejero, al frente de tres centenares de guardias civiles, se introdujera manu militari en el hemiciclo del Congreso de los Diputados y secuestrara a los poderes legislativo y ejecutivo de este país en pleno. Han pasado, sí, nada menos que tres décadas pero el máximo responsable de tan estrafalario evento, la suprema autoridad que lo respaldó, autorizó, impulsó, propició, recomendó y se aprovechó finalmente de él traicionando y enviando a galeras por treinta años a sus principales ejecutores directos y colaboradores suyos (los generales Armada y Milans), o sea Juan Carlos I, sigue ahí, en el palacio que le regaló en su día el sátrapa D. Francisco Franco Bahamonde, mirando para otro lado, silbando una suave melodía borbónica, inasequible al desaliento, sin asumir ¡faltaría más! responsabilidad alguna. Mientras sus súbditos, sus amados súbditos (capitaneados, eso sí, por la pléyade de periodistas cortesanos que en estas últimas jornada cercanas al trigésimo aniversario de la chapucera efemérides han vuelto por los fueros de la verdad oficial) continúan haciéndose los tontos, los desinformados, los crédulos con la fe del carbonero a flor de piel pues aceptar otra teoría a estas alturas, la real, la que tarde o temprano recogerá la historia de este país, viviendo todavía el falso héroe de la hazaña bélica creada desde el poder y sabiéndose lo que ya se sabe sobre la participación seria y efectiva del monarca español en el órdago peliculero protagonizado por Tejero, podría poner en peligro la sacrosanta democracia española y el tambaleante sombrajo levantado por los acomodaticios políticos de la “modélica” transición española.

Pero como el tiempo no pasa en balde y menos para alguien que, al igual que el rico, exiliado y enfermo Ben Alí tunecino o el sátrapa Mubarak egipcio, lleva más de treinta años pegándose la gran vida, reinando, gobernando (sí, sí he puesto gobernando, con todas sus letras), mandando y enriqueciéndose a manos llenas en este país, nuestro “democrático” jefe del Estado por mandamiento franquista, el señor Borbón, aparece en este 30 aniversario de su famosa maniobra borbónica del 23-F (un borboneo histórico inspirado en el que protagonizara hace ya algunas décadas su abuelo Alfonso XIII con el general Primo de Rivera de primer actor) bastante más decaído que entonces, menos golferas, menos ligón, menos malversador de fondos públicos, menos filmador de películas porno a costa de los fondos reservados que pagamos todos los españoles, menos conspirador junto a los militares de su entorno, menos terrorista de Estado (ETA no está ya para atajos macabros tipo GAL), menos prepotente, menos dictador (en la sombra), menos cazador de osos borrachos (ahora caza especies autóctonas en Santa Cruz de Mudela, eso sí, sentado), menos rey de todos los españoles (que ya conocen la catadura moral de su monarca salvador), con bastante menos capacidad pulmonar a cuenta del módulo (benigno) que se dejó el año pasado en la “sanidad pública” de Barcelona… y, también, como no podía ser de otra manera, mucho más viejo que entonces, más fondón, más susceptible (como siga así acabará llorando en el pedestre monólogo de las próximas Navidades), más artrósico, más inestable, más torpe al andar, más ridículo vestido con el uniforme de capitán general (cada día que pasa se parece más al clásico espadón caribeño), más deprimido, más aburrido, más acabado…

Pero la verdad es que, a pesar del subidón revolucionario que estos días campa por sus respetos en calles y plazas de la antaño África turística y que, según algunos cotillas de palacio, parece ser le está afectando particularmente ya que es muy consciente del déficit de legitimidad democrática que arrastra, ahí sigue nuestro amado monarca aguantando el tipo en su retiro palaciego de La Zarzuela, “mientras el cuerpo aguante” (como le espetó en su día a uno de sus periodistas de cámara) con el fin de dejarle en condiciones “el negocio” a su heredero, el ya cuarentón príncipe don Felipe, que hace ya veinticinco años (nos lo han recordado estos días pasados hasta la nausea todos los medios de comunicación) juró la “modélica” Constitución española del 78, pensada, planificada, redactada y presentada al pueblo español de la época por redomados franquistas (militares y civiles) y que, entre otras lindezas sacadas del popular cuento de la lechera (como esa de que todo españolito de a pie viene a este mundo con una vivienda digna bajo el brazo), recoge la absurda reimplantación en España, totalmente blindada para el futuro, eso sí, de la demencial y perversa saga de los ineptos reyes borbónicos que durante siglos llevaron a este país a la miseria, el atraso, la esclavitud, la guerra, los pronunciamientos militares y las desigualdades sociales.

Y seguro, amigos, que ahí piensa seguir unos cuantos años más, en su dorado nirvana de La Zarzuela, el en estos momentos ya amortizado Juanito (así lo llamaba el carnicero gallego de El Pardo) de nuestra historia reciente, a no ser, claro está, que la joven marabunta hispánica de Internet (que la hay y muy numerosa) salga pronto de su letargo, abandone el botellón del “finde” y el sexo a destajo en el coche de papá y, al igual que ha hecho recientemente la tunecina, la egipcia y en estos momentos sigue haciendo la libia, la yemení, la argelina o la marroquí, lo mandé directamente al famoso balneario de Sharm el Sheikh, o a las Maldivas, o a Kuwait, o a Arabia Saudí, de donde parece ser procede una parte sustantiva de la fortunita que dicen que tiene. Después de obligarle, eso sí, a que abra ante los medios de comunicación y el Banco de España la cueva de Alí Babá (más bien de Ben Alí) que seguramente tiene operativa en el sótano de La Zarzuela. Más que nada para poder salvar otra vez a los españoles, no de Tejero sino de los egoístas e involucionistas mercados internacionales.

Pero yo, amigo lector, me había puesto esta vez ante la pantalla de mi ordenador, con lo pesado que es y lo mal que sienta a la vista, no para asustar al personal español (un conglomerado cívico que en estos momentos parece anestesiado, dormido, aturdido, perdido en sus problemas domésticos y que sólo se moviliza un poquito con el fútbol, la congelación de pensiones, el botellón y la ley del tabaco) con las nuevas revoluciones populares engendradas en el mundo árabe y que, según mi particular criterio geopolítico, no han hecho más que empezar ya que una vez que sus protagonistas zanjen las cuentas pendientes con sus dictadores arremeterán sin ninguna duda contra el occidente infiel, colonizador y ladrón, sino para escribir por enésima vez del pseudo golpe militar del 23-F, la famosa intentona involucionista que cumple estos días su trigésimo aniversario. Aunque la verdad es que estoy hasta el gorro (y eso que llevo más de veinte años sin usarlo públicamente, solo en la intimidad como Aznar) de hablar y, sobre todo, escribir del 23-F. Llevo haciéndolo ya más de diecisiete años desde que en el año 1994 publiqué mi primer libro sobre el tema (La transición vigilada) después de otros once investigándolo a conciencia entre militares de alto nivel que intervinieron en su preparación y ejecución. Y echando mano de una muy amplia documentación extraída de archivos oficiales y oficiosos castrenses.

Me he cansado de publicitar la verdad por activa y por pasiva, he publicado a lo largo de dos décadas nada menos que cuatro libros en los que he contado con pelos y señales todas mis investigaciones sobre el esperpéntico evento, y hasta he puesto negro sobre blanco en el último de ellos, con todo el detalle operativo de un Estado Mayor, el golpe militar franquista preparado para el 2 de mayo de 1981y que fue la causa real de que el rey autorizara a sus generales de confianza (Armada y Milans) a montar la arriesgada e ilegal maniobra preventiva (no golpe, aquello nunca fue un golpe involucionista) que la abortara: el 23-F.

También, desde hace seis años, desde septiembre de 2005 en el que envié el primer informe de mis investigaciones sobre el 23-F al señor presidente del Congreso de los Diputados, señor Marín, he venido poniendo a disposición de las Cortes españolas, del presidente del Gobierno de la nación y de las más altas autoridades del Estado todos mis estudios sobre la materia, solicitando en tres ocasiones la creación de una Comisión de Investigación que pudiera de una vez reconocer la verdad y depurar las responsabilidades políticas en las que hubieran podido haber incurrido algunos altos dirigentes de este país que intervinieron en tan chapucero acontecimiento de nuestra historia reciente, comenzando naturalmente por el primero de todos ellos, el rey Juan Carlos I.

Pero hasta ahora amigos, nada de nada, seguimos en la España profunda de siempre aunque salpimentada ahora un poquito con esencia de AVE. El pueblo español en general, sus instituciones, los políticos, los periodistas… por miedo seguramente y también ¡como no! por intereses políticos de los dos grandes partidos que se turnan en el poder y que temen perder su particular estatus “democrático” y sus canonjías, siguen en la inopia, haciéndose los tontos y los ignorantes. Continúan año tras año con la matraca de que sobre el 23-F existen todavía muchas lagunas y muchos hechos que no se conocen. Y de ahí no hay dios que los apee… ¡Pues no, amigos, conciudadanos, asustados compatriotas! Sobre el 23-F, después de treinta años y a pesar de que este tiempo no sea excesivo históricamente hablando, se sabe ya todo,absolutamente todo: todo lo que pasó, como pasó, por qué pasó y quien impartió las órdenes para que pasara.

¡Otra cosa es que por miedo a las consecuencias de saber todo eso, el poder, los medios de comunicación y el pueblo en general, no quieran ni oír hablar de ello, de la verdad, y sigan refugiándose en la duda metódica y en la ignorancia!

Yo por mi parte, amigos, con este pequeño trabajo en el aniversario del 23-F, y que no había pensado escribir pues ya está bien de hablar años y años a sordos que no quieren oír, doy por cerradas tanto mis investigaciones sobre el tema como mis proclamas habladas y escritas sobre el mismo. El actual presidente del Congreso de los Diputados, señor Bono, hace ya más de un año que tuvo a bien acusarme recibo de mi última denuncia, diciéndome que pasaba mi Informe a la Comisión de Peticiones de la Cámara para su estudio y tramitación. Se lo toman con calma no cabe duda estos sesudos representantes del pueblo soberano, pero de todas formas soy consciente de que mientras viva el golpista regio de La Zarzuela ninguno de ellos (ni de la hornada política de ahora ni de ninguna futura) dirá ni pío sobre el asunto ¡Así es este país, qué le vamos a hacer! Un país que a mí como historiador militar siempre me ha fascinado: por sus derrotas, sus desastres, sus carencias, sus miedos, su insolidaridad, su ferocidad a veces, su cobardía, sus heroísmos puntuales, su improvisación… pero, sobre todo, por el hecho de que, con semejante bagaje político, humano y social a cuestas durante siglos, siga existiendo a día de hoy, siga figurando a nivel global como nación independiente. ¿No será porque nadie en este mundo, incluyendo a Napoleón que acabó conociéndonos muy bien, al pragmático Amadeo I de Saboya y más recientemente a la “fracasada” Merkel, quiere tenernos bajo su férula?

Fdo: Amadeo Martínez Inglés

Coronel. Escritor. Historiador.

- El cuento del 23-F: los crédulos, los incrédulos y los ruiditos de sables (Rafael Pessini/Kaosenlared).

Treinta años después del espectáculo uniformado de aquel 23 de febrero en Madrid y en Valencia, considero oportuno reproducir un reportaje-entrevista al ex coronel del Ejército español, Amadeo Martínez Inglés, así como comentar brevemente parte de una conversación con el plumífero cacereño Javier Cercas, publicada hace tres días en ese diario que parece de izquierdas pero que no lo es tanto, en realidad.

Empiezo con el militar rebelde al que tanto admiro. Las declaraciones suyas que escogí son de 2001, y van más allá de explicar el fraude del "golpe", pero yo me ciño a la parte en que ofrece la versión extraoficial de lo sucedido hace tres décadas. Extraigo el material de lo recogido por una de tantas webs alternativas que podemos encontrar en la Red.

Esto es lo que transcribo:

"25 años después de la muerte de Francisco Franco, el rey Juan Carlos es considerado por la sociedad española como el garante de las instituciones y el defensor de la democracia. Por ello, se ha vuelto casi intocable. Su prestigio como un monarca demócrata creció considerablemente después del 23 de febrero de 1981, cuando el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero y los generales Milans del Bosch y Alfonso Armada intentaron dar un golpe de Estado, que en parte fracasó cuando Juan Carlos manifestó su rechazo a la intentona.

Sin embargo, justo 20 años después de dicho intento de golpe de Estado, han surgido dudas sobre quién en verdad está detrás de los golpistas. El coronel Amadeo Martínez Inglés, autor del libro 23-F. El golpe que nunca existió (Editorial Foca), sostiene ahora la siguiente tesis: Se trató de una operación político-militar-borbónica, dirigida por el rey Juan Carlos, quien estaba enterado de que un grupo de militares ultraderechistas preparaban un movimiento para derrocarlo.

El rey es también el protagonista de otro libro que revela sus negocios, sus relaciones sospechosas con los medios de comunicación y hasta posibles líos de faldas. Se titula El negocio de la libertad, y fue escrito por el periodista Jesús Cacho, publicado por la misma editorial, dirigida por Ramón Akal, un hombre sometido durante la dictadura a 11 sumarios del Tribunal de Orden Público.

Pacto de silencio

El coronel Martínez Inglés fue profesor de Historia Militar y Estrategia en la Escuela del Estado Mayor y testigo directo de los entresijos del Ejército durante el período de la transición como jefe de Movilización del Estado Mayor y jefe de la Brigada de Infantería de Zaragoza. Desde hace 17 años, empezó sus investigaciones sobre la intentona golpista.

Hace unos seis años, publicó el libro La transición vigilada, pero fue retirado del mercado a los quince días. En 1990 fue arrestado durante cinco meses en la prisión militar de Alcalá de Henares por defender la idea de crear unas fuerzas armadas profesionales, y se le apartó del servicio activo justo cuando iba a ser ascendido a general.

En entrevista, explica que hace 20 años no se registró un golpe militar: "Los golpes militares de dirigen desde el primer momento contra la cúpula del Estado, en este caso contra el rey; sin embargo, el 23 de febrero de 1981 al monarca no lo molestaron".

Afirma: "Los guardias civiles que entraron en el Congreso de los Diputados bajo la sórdenes del teniente coronel Tejero no iban en contra del rey, iban precisamente en su nombre, incluso dando vivas al monarca, como se observó en la televisión".

Prosigue: "Ese golpe, entre comillas, tampoco iba contra el sistema político. El general Armada, la cabeza visible en Madrid, llevaba en su bolsillo una hoja con un futuro Gobierno presidido por él e integrado por demócratas de los principales partdos políticos". Entonces, llega a la siguiente conclusión: "Fue una maniobra político-militar-institucional, puesta en marcha por el propio sistema, desde la Corona, para desactivar un golpe militar que se estaba fraguando para el 2 de mayo en los ambientes más radicales de la extrema derecha española, era un golpe contra el rey, preparado por militares que deseaban que España volviera al totalitarismo".

Enfatiza: "El rey, al ver lo que se venía, optó por tomar una decisión de dar un golpe, o pseudo golpe, o una maniobra para salvar su corona. El rey se salió del marco constitucional, y el fin nunca puede justificar los medios".

-- Sin embargo, el rey aparece como el hombre que salvó a España del golpe de Estado y como el garante de la democracia...

--La Corona española ha rentabilizado durante todos estos años aquel evento y el rey se ha convertido en un mito democrático. Eso es mentira, pues fue el rey Juan Carlos quien autorizó al general Armada a montar el 23-F.

--Entonces, ¿el rey jugó dos papeles, porque mientras Tejero estaba en el Congreso él salió en la televisión rechazando la sublevación?

-- Así es. Se dice que la reina encontró al rey llorando porque el general Armada-- su preceptor cuando era niño y hombre de confianza desde que era príncipe-- lo había traicionado. Yo creo que no es así. La operación fracasó por la actitud de Tejero al entrar en el Congreso de la forma como lo hizo, pistola en mano, disparando al techo. El rey no pudo asumir esa actuación.

"El rey fue alertado por sus ayudantes y le recomendaron que se quedara fuera de la maniobra. Entonces el general Armada intentó ir al Palacio de la Zarzuela a explicarle al rey lo que había sucedido y prometerle que lo solucionaría todo, pero el rey le dijo que se quedara en la sede del Estado Mayor a las órdenes del general Gabeiras. Y después lo arrestaron."

Comenta que como militar, ha estado relacionado con muchos militares que actuaron ese día en el Estado Mayor de Valencia, en el Estado Mayor del Ejército y en la cúpula militar: "He hablado con unos y otros y resulta que la versión oficial no es real. El general Armada despachó con el rey 11 veces en un mes y pico antes del golpe."

Recuerda que se destacó el hecho de que el general Milans del Bosch hubiera sacado los tanques en Valencia, "pero los tanques salieron en plan de desfile, sin munición, respetando los semáforos. Un golpe de Estado no se monta así. En un verdadero golpe hubieran salido en Madrid y hubieran ido al palacio del rey, no en Valencia".

El coronel Martínez Inglés coincidió durante los seis meses que estuvo en la prisión de Alcalá de Henares con el general Milans del Bosch, que en ese entonces tenía 75 años y llevaba ya nueve años en la cárcel.

Conversaron en varias ocasiones y Martínez Inglés incluye en su libro las únicas declaraciones de Milans del Bosch sobre esos acontecimientos. El coronel le prometió no divulgarlas hasta después de su muerte y ha cumplido haciéndolo ahora a los cuatro años de su fallecimiento.

Milans del Bosch dijo: "El rey quiso dar un golpe de timón institucional, enderezar el proceso que se le escapaba de las manos y, en esta ocasión, con el peligro que se cernía sobre su corona y con el temor de que todo saltara por los aires, me autorizó a actuar de acuerdo con la sinstrucciones que recibiera de Armada".

Afirma que después el general Armada siguió teniendo mucha amistad con el rey, con quien hizo un pacto de silencio. "No acusó a su señor, se calló y estuvo solamente cinco años en la cárcel, después lo indultaron. Sin embargo, el general Milans, un hombre completamente distinto de Armada, no es un hombre de Palacio sino un militar más puro, fue engañado y abandonado, siguió en la cárcel durante nueve años".

Nada de lo transcrito ha servido de inspiración para los guionistas de las cadenas de televisión, especialmente las privadas, que han producido esas ñoñas miniseries en que se acaba ensalzando a la figura regia y al triunfo de la democracia española frente a esta "amenaza" y a otras que pudieran venir.

Pese a que la ciudadanía, a lo largo de estos años, no ha dejado de poner en duda la propaganda mediática y la supuesta ejemplaridad institucional, no faltan todavía personajes que se presten a marear la perdiz con pequeñas aportaciones dirigidas a un presunto público dado a tragarse cualquier pamplina.

Entre estos estómagos agradecidos del sistema, personajetes enamorados de lo políticamente correcto, tenemos al que cité al principio de este artículo, a don Javier Cercas, en el papel de mosca cojonera que se aferra a clavos ardientes.

Este señor, autor de una obra a caballo entre la novela y el ensayo, "Anatomía de un instante"(Mondadori, 2009), ganador del Premio Nacional de Narrativa de 2010, sostiene en su galardonado bodrio que no existe el llamdo enigma del 23-F. Según este listillo de la pluma o el teclado "el rey cometió errores, frivolidades, como los cometió todo el mundo". Encima está el tío convencido de que "el fracaso del golpe fue esencial para consolidar la democracia, y una vacuna". Vacuna, dice. No será para prevenir la estupidez aguda o la crónica.

Desde la muerte de Paquito Rana, o el de los Pantanos, hasta la fecha que hoy se recuerda en el Estado español, el avance del comunismo legal, el cuestionamiento de la economía de mercado y la inconformidad manifiesta de algunos nacionalismos con el orden establecido (más bien, impuesto) causaban pavor entre la alta burguesía española y el custodio de la falsa Transición, o sea, el Gobierno de Estados Unidos. Había que organizar un número que generalizase el temor de la sociedad a volver al pasado abiertamente fascista para robustecer la imagen de la Monarquía como avalista de la paz, la estabilidad y la libertad en el anómalo país de la bandera roja y gualda.

Ronald Reagan pasaba unos días en Madrid por aquel entonces, y el Borbón tardó demasiadas horas en dar la cara ante sus súbditos.

La Movida madrileña, la heroína, la cocaína entre las clases humildes, la telebazofia, el consumismo, el ingreso hasta el fondo de España en la Alianza Atlántica, en la plutocracia europeísta, el recorte progresivo (es casi lo único que progresa) de los derechos de los trabajadores, la oposición al federalismo territorial, la no infrecuente impunidad policial, el terrorismo de Estado, la corrupción política y administrativa, el descenso del nivel cultural, ela scenso de una derecha victoriosa que no deja de humillar a una izquierda vencida y apenas reconstituida, etc, etc., marcaron nuestra Historia reciente y empaparon de capitalismo fanfarrón y robustecido nuestros ganas de ejercer efectivamente nuestro poder, el popular.

No vivimos democráticamente, por muchas revistas que haya con mujeres enseñando las domingas o porque podamos hablar de sexo sin que nos echen salsa de Tabasco en la lengua. La innovación científica y tecnológica no acompaña a los cambios necesarios de las mentalidades. Esto es un sistema de gobierno "representativo" posfranquista-reformista. Muy poco más.

Objetivamente, tendríamos que estar listos para las barricadas, mas subjetivamente es aún una minoría quien está dispuesta a caminar hacia una revolución (no una "revolución").

El 23 de febrero no nos curaron el miedo. Todo lo contrario. Nos enseñaron a confiar en el zorro que vigila el gallinero.

Cuando se produzca una ruptura democrática con el régimen aborrecible nacido de un tremendo golpe (éste sí) hace casi setenta y cinco años, comenzaremos a refundar el Estado multipopular y plurinacional desde la voz soberana de quienes no tenemos coronas sobre nuestras cabezas, sino ideas y esperanzas, hambre de liberación inaplazable.

Cómo contribuye Europa a la ocupación de Palestina. Entrevista con David Cronin

CULTURA

Sionismo

En su nuevo libro Europe’s Alliance with Israel: Aiding the Occupation (La alianza de Europa con Israel: su contribución à la ocupación), el periodista David Cronin describe los pormenores de la relación del Estado de Israel con instituciones como la Unión Europea y la OTAN. Cronin nos revela así la mala fe de la Europa que dice ser una fuerza neutral favorable a los derechos más elementales del pueblo palestino. Veamos sus respuestas a las preguntas de Sarah Irving.

Sarah Irving: Hasta ahora usted se había interesado en las instituciones y asuntos de Europa. ¿Por qué decidió escribir un libro sobre las relaciones de Europa con Israel y Palestina?

David Cronin: [1] Por dos razones. En primer lugar, como miembro de una «misión por la paz» europea estuve en Israel y en los territorios palestinos ocupados en 2001, poco después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Recuerdo en particular que asistí a una conferencia de prensa que (el ex primer ministro israelí) Ariel Sharon dio en el hotel Rey David en Jerusalén y el profundo disgusto que sentí ante su arrogancia y sus vitriólicas palabras.

Sharon empezó por dar la bienvenida a los presentes en lo que llamó –no recuerdo sus palabras exactas– algo así como «la eterna capital del pueblo judío desde hace 3 000 años», sin reconocer en lo más mínimo que se trataba también de la capital de las otras dos grandes religiones monoteístas del mundo. Dijo que se alegraba cada vez que un palestino moría haciéndose explotar con una bomba en un atentado suicida ya que así los palestinos se destruían a sí mismos. Aquello me escandalizó. Otra cosa me sorprendió enormemente. Sharon acusó a Europa de financiar «el terrorismo palestino».

Yo nunca había oído decir aquello. Era completamente nuevo para mí. Supongo que yo era entonces un poco crédulo al pensar que no hay humo sin fuego y al sacar de todo aquello la impresión de que la Unión Europea (UE) apoyaba a los palestinos. Chris Patten era por entonces el responsable de la Comisión de Relaciones Exteriores de Europa y presentaba muy hábilmente a Europa como «un honesto intermediario» insistiendo constantemente en que la UE hacía todo lo que podía por el progreso del «proceso de paz». Subrayaba que la UE era el mayor donante de la Autoridad Palestina y que ayudaba a desarrollar un Estado palestino embrionario. Yo acepté como ciertas muchas de esas afirmaciones.

El viraje se produjo para mí de forma completamente banal. Estaba asistiendo a una conferencia organizada por uno de los Comités de la ONU sobre Palestina en el Parlamento Europeo de Bruselas en 2007, y había una sesión sobre las relaciones de la UE con Israel. Por primera vez tuve entonces conciencia de la otra versión de los hechos y recibí información sólida sobre la profundidad de la complicidad entre la Unión Europea e Israel. Me impresionó el hecho de que hay muchos escritos sobre la relación de Estados Unidos con Israel pero no existe nada, exceptuando algunas publicaciones académicas, sobre la relación entre Europa e Israel. Así que pensé que si nadie escribía un libro sobre ese tema, tenía que hacerlo yo mismo.

Sarah Irving: ¿Cuál es, en su opinión, la poderosa «palanca» que puede explicar la actitud de Europa? En su libro usted identifica diferentes elementos: la culpabilidad por el Holocausto, intereses económicos, la influencia de Estados Unidos. ¿Cuáles son las principales influencias en ese rejuego de fuerzas capitalistas y políticas?

David Cronin: Es la combinación de varios factores. Henry Kissinger dijo una vez que la UE nunca sería un actor significativo en el Medio Oriente. Es indudable que Estados Unidos sigue siendo el principal actor de la política mundial, a pesar del ascenso de China, para la UE está lejos de no tener ningún poder. La Unión Europea es el principal socio comercial de Israel y es ella quien aporta la mayor ayuda a la Autoridad Palestina, lo cual le confiere un importante poder económico.

La asociación entre la Unión Europea e Israel se basa en el acuerdo que se hizo efectivo en 2000. El artículo 2 de ese acuerdo condiciona su aplicación al respeto de los derechos humanos. Los funcionarios europeos afirman que la cláusula de los derechos humanos no es obligatoria, pero hay especialistas que dicen que la propia UE la califica de «elemento esencial».

Legalmente, esa disposición es claramente de obligatorio cumplimiento y la Unión Europea tiene la obligación de invocar esa cláusula y de castigar a Israel, de ser necesario, cuando sobrepasa los límites. En mi opinión, el problema es la cobardía de nuestros políticos que carecen de voluntad política para enfrentarse al poder hegemónico de los estadounidenses o de los israelíes en materia de relaciones internacionales.

Israel ha desarrollado estrechas relaciones con la UE y con la OTAN. La misma estrategia se aplica en ambos casos, y a veces son las mismas personas quienes dirigen el proceso. Cuando era ministra de Relaciones Exteriores (de Israel), Tzipi Livni entendió que depender únicamente de Estados Unidos podía ser peligroso para Israel.

En noviembre de 2008 lograron acuerdos para mejorar las relaciones de Israel simultáneamente con la UE y con la OTAN. Gabi Ashkenazi, el jefe del ejército israelí, visitó varias veces la sede de la OTAN e Israel participó en ejercicio militares con la OTAN.

En julio de 2010, varios soldados israelíes murieron en un accidente de helicóptero en Rumania [2]. Los medios no hablaron mucho del asunto pero eso demuestra hasta qué punto está implicado Israel en los asuntos de la UE y de la OTAN.

Sarah Irving: Usted habla mucho en su libro del provecho que saca Israel de esa relación. Pero ¿qué provecho saca la Unión Europea?

David Cronin: Es una buena pregunta porque no está demostrado que esta relación tan estrecha con Israel resulte verdaderamente provechosa para la Unión Europea. Existe una escuela de pensamiento –con la que yo simpatizo– que defiende la idea de que la UE haría mejor en olvidarse de Israel y concentrar sus esfuerzos en mejorar sus relaciones con los Estados árabes. Pero los factores decisivos residen en las oportunidades comerciales y económicas.

En 2000, según la Agenda de Lisboa [3], la Unión Europea se había fijado como objetivo oficial convertirse en la economía más avanzada del mundo en el sector de la informática. Pero mientras que los europeos hablaban del asunto, los israelíes se dedicaron a hacerlo y lo lograron. Intel está preparando en Israel la próxima generación de semiconductores para computadoras. Gran cantidad de aplicaciones «atractivas» sobre Internet han sido desarrolladas en ese país.

Los israelíes dedican a la investigación tecnológica el 5% de su PIB, alrededor del doble que los estadounidenses. La Agenda de Lisboa había fijado como objetivo un 3% que no se alcanzó. El aspecto más importante de las relaciones entre la UE e Israel es por lo tanto la cooperación científica.

Los israelíes forman parte del Programa de Investigación Científica de la Unión Europea desde los años 1990. La semana pasada pude ver algunas cifras según las cuales los israelíes participan en 800 proyectos de investigación científica por un valor de 4 300 millones de euros entre 2007 y 2013.
La burocracia de la UE piensa que hay que mantener buenas relaciones con los israelíes debido a su superioridad tecnológica.

El problema es que buena parte de los logros tecnológicos de los que tanto se enorgullece Israel están estrechamente vinculados con la ocupación. Como señalo en mi libro, Elbit (la firma que fabrica los aviones sin piloto utilizados contra la población de Gaza) e Israel Aerospace Industries figuran entre los beneficiarios de las subvenciones de la Unión Europea destinadas a la investigación científica. Así que el contribuyente europeo está ayudando al desarrollo de la industria bélica israelí.

Sarah Irving: En la más reciente cumbre de la OTAN se anunció un nuevo programa de misiles de defensa, por vez primera en colaboración con Rusia, que supuestamente se manejaría desde los navíos estadounidenses basados en el Mediterráneo. ¿Qué implicaciones tiene eso para las relaciones entre Israel y la OTAN?

David Cronin: Muchas. Si se habla del ataque contra la flotilla (que transportaba ayuda para Gaza), legalmente fue un ataque contra Turquía.
El Mavi Marmara era un barco turco y Turquía, que es miembro de la OTAN, pidió que la ONU se reuniera con urgencia después del ataque [4].
Imagínese por un instante que se hubiese tratado de Corea del Norte. Se abría desencadenado el fuego del infierno. Pero fue Israel. Así que, aunque la OTAN condenó claramente el ataque, no hubo ninguna repercusión a largo plazo. Creo que Turquía ni siquiera puso fin a su propia colaboración militar con Israel y que incluso utilizó armas israelíes contra los kurdos en el norte de Irak.

En cuanto al nuevo concepto estratégico de la OTAN y su sistema de defensa antimisiles, se discute mucho sobre una participación de Israel. Yo sé que numerosos responsables de la OTAN han viajado a Israel y que ha habido entrevistas en la ciudad del aeropuerto, cerca de Tel Aviv, sobre la manera como Israel pudiera colaborar con ese proyecto. Israel ha desarrollado mucha tecnología de interés para la OTAN, como el sistema de intercepción de misiles bautizado Iron Dome. Así que se ve a los israelíes como expertos, se les consulta y es muy probable que desempeñen un activo papel en el nuevo sistema de defensa que tantas ansias despierta de parte de la OTAN [5].

Sarah Irving: Ciertos dirigentes, como Nicolas Sarkozy en Francia, hablan mucho del programa nuclear iraní pero nunca hablan del programa nuclear de Israel. ¿Da usted crédito a la «opción Sansón», teoría según la cual las naciones europeas están perfectamente conscientes de la amenaza que representan las armas nucleares israelíes que pudieran destruir cualquier capital europea casi sin advertencia? [6]

David Cronin: A veces hay que subrayar lo que es evidente, pero lo más importante y que la mayoría de los comentaristas desgraciadamente no ven es el prodigioso nivel de hipocresía que rodea este tema. Nosotros sabemos que Israel tiene un poderío nuclear realmente considerable y que nunca lo ha reconocido. A diferencia de Irán, Israel nunca ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear y no acepta ninguna inspección de sus instalaciones, pero le estamos deciendo a los iraníes que no pueden desarrollar capacidades nucleares a sabiendas de que Israel ya las tiene.

El doble rasero es flagrante. En lo tocante a la «opción Sansón», yo pienso que es algo que los dirigentes europeos probablemente tienen en mente. No he estudiado el tema en profundidad, pero no rechazo esa teoría.

Sarah Irving: Investigadores como Daud Hamudi, de Stop the Wall, han expresado sus serias preocupaciones sobre las zonas industriales financiadas bajo la forma de «ayuda» por los países europeos. Hace años que las colonias israelíes utilizan la fuerza de trabajo palestina insuficientemente pagada para sus productos de exportación. Las zonas francas situadas en el sur de África o en América Central han sido a menudo lugares donde las condiciones de trabajo de los obreros eran espantosas y que resultaron además ser focos de ganancia de corta duración ya que algún país competidor lograba siempre reducir todavía más sus propios costos. ¿Es posible que en el futuro veamos eso en Palestina?

David Cronin: Hay que preguntarse por qué la Unión Europea pone tanto empeño en apoyar a Mahmud Abbas y a Salam Fayyad. La legitimidad democrática de ambos es prácticamente nula. El mandato de Abbas como presidente electo ya expiró. La Unión Europea se presenta como una instancia que apoya los principios democráticos y –con toda razón– exige que los países candidatos a ser miembros de la UE respeten ciertos parámetros. Pero cuando se trata de los territorios palestinos ocupados se olvida de todo eso. La Unión Europea ha decidido ignorar los resultados de la elección democrática del año 2006 porque los palestinos, en opinión de la Unión Europea y de Estados Unidos, «votaron mal».

El caso de Salam Fayyad es particularmente inquietante. Es un tipo que no es nada popular en su propio país, pero Occidente lo adora. Tenemos que preguntarnos por qué. Y la única respuesta que yo puedo encontrar es que [Fayyad] está completamente impregnado de la visión neoliberal reinante en Washington y en Bruselas. Trabajó en el Banco Mundial y en el FMI y, como subrayo en mi libro, su escrito «Hacia un Estado palestino» se parece mucho a los programas de ajuste estructural que el FMI impuso a la mayor parte de África en los años 1980 y que viene preparando para imponer ahora en mi propio país, Irlanda [7].

Aquí se está hablando de reducir los salarios de los funcionarios y los gastos en general, exceptuando –lo que resulta significativo– los gastos en materia de seguridad, y de convertir al sector privado en el motor del crecimiento. Así que es exacto el análisis que usted hace. La idea es convertir Palestina en un taller de miseria en beneficio de Israel.

Sarah Irving: Usted escribió en Electronic Intifada un artículo sobre la participación de la Unión Europea en el entrenamiento de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina, que supuestamente se inscriben en la perspectiva de la construcción de un Estado palestino. ¿A qué se parece, en su opinión, la visión europea de un Estado palestino? ¿Estamos hablando de un Estado muy pequeño dotado de un férreo sistema de seguridad y de un régimen económico neoliberal?

David Cronin: Yo no emplearía aquí la palabra «visión». No estoy seguro de que la UE tenga una visión. La «solución de los dos Estados» es para la Unión Europea una especie de mantra, pero no creo que se hayan preguntado seriamente lo que eso significa. Los acuerdos de Oslo, con todos sus defectos, tenían por lo menos el mérito de hablar de Gaza y de Cisjordania como una sola entidad. Pero hoy en día viajar de un territorio a otro es casi imposible para un palestino e Israel controla una parte tan grande de Cisjordania que no es posible una aplicación viable de la solución de los dos Estados. Yo pienso que los representantes de la Unión Europea se esconden actualmente detrás de la retórica. No presentan ningún pensamiento estratégico a largo plazo que indique hacia donde quieren avanzar, aparte de fortalecer sus relaciones con Israel a expensas de los palestinos.

No podemos olvidar que la Unión Europea presenta la misión de policía COPPS (la misión de entrenamiento de la UE en Cisjordania) como la preparación de una fuerza policial con vistas a un Estado palestino independiente, pero esos policías no tienen ninguna autoridad para arrestar a los colonos israelíes y no tienen derecho a entrar en el sector C (la parte de Cisjordania donde, según los acuerdos de Oslo, Israel conserva la prerrogativa de imponer la ley y mantiene el control de las construcciones y proyectos).

Más del 60% de Cisjordania no se encuentra bajo la jurisdicción de esa fuerza de policía. Hay también muchas pruebas de que la UE cierra los ojos ante los abusos que comete la policía palestina. Existen pruebas de torturas recogidas por las organizaciones palestinas de derechos humanos y es por lo tanto bastante repugnante que la Unión Europea presente su acción como una amable ayuda a los palestinos.

Sarah Irving: Uno de los problemas que tienen los libros es que pueden verse desactualizados según acaban de salir de la imprenta. ¿Hay nuevos hechos importantes que usted quisiera mencionar en las relaciones entre la Unión Europea e Israel?

David Cronin: Lo más importante es que en el otoño de 2010, Kathy Ashton, la responsable de la política exterior de la Unión Europea, recomendó que se promoviera a Israel a la categoría de «socio estratégico». Todavía no está claro lo que eso significa, pero parece que Israel sería considerado al mismo nivel que China o Estados Unidos en la escala de prioridades oficiales de la UE.

Ashton ha sido un desastre en materia de relaciones con Israel. Para ser honesto hay que decir que hizo algunas declaraciones fuertes sobre Jerusalén y la expansión de las colonias israelíes, y también sobre la pena de encarcelamiento contra (el militante de base) Abdulah Abu Rahmeh, lo cual sorprendió a cierta gente.

En cuanto a lo demás, ha tratado a los israelíes con guantes de seda. Ha estado varias veces en Gaza pero se ha negado a reunirse con el Hamas. Ha tratado de presentar las misiones como exclusivamente humanitarias y ha minimizado el alcance político de estas. Uno puede pensar lo que quiera del Hamas, pero el hecho es que ese movimiento ganó una elección que los propios observadores de la UE reconocieron en 2006 como libre y honesta.

Es inconcebible que Kathy Ashton viaje a algún lugar del mundo y se niegue a reunirse con los líderes políticos locales. Cuando estuvo en Jerusalén este verano, dio una conferencia de prensa conjunta con (el ministro israelí de Relaciones Exteriores Avigdor) Lieberman y el único prisionero por quien se interesó, al menos en público, fue por Gilad Shalit. Ignoró totalmente el hecho que Israel encarcela cada año a 700 niños palestinos, a menudo únicamente por haber lanzado piedras, y que esos niños sufren abusos en prisión. Pero, en su buen comportamiento, Kathy Ashton no parece interesada en los abusos a los que son sometidos los niños palestinos. Le parece más interesante lo que puede suceder con un soldado –quien debe, por supuesto, se tratado de forma humanitaria y liberado– pero que estaba siendo partícipe de una brutal ocupación militar.

Sarah Irving: Usted termina su libro diciendo que la UE ofrece oportunidades a quienes militan por la causa palestina. ¿Cuáles son en su opinión las tácticas más eficaces? ¿Valdría la pena dirigirse a los miembros del Parlamento Europeo?

David Cronin: Voy a contestar primero la segunda pregunta. Yo me oponía al Tratado de Lisboa, pero una de sus cosas buenas es que dio más poder al Parlamento Europeo, que –a pesar de todas sus imperfecciones– es una instancia electa a través del voto directo. Aunque en el libro yo no entro mucho en detalles, de las tres principales instituciones de la UE –el Consejo de Ministros, la Comisión y el Parlamento– el Parlamento ha sido la menos maleable. A pesar de presiones muy fuertes, la mayoría de los miembros del Parlamento Europeo apoyó el informe Goldstone sobre el ataque de 2008-2009 a Gaza.

Más recientemente, el Parlamento Europeo bloqueó un acuerdo técnico que debía facilitar la adecuación de los bienes industriales israelíes a las reglas de la Unión Europea mediante la armonización de las normas. Se trata de un tema aburrido y nada excitante, pero el Parlamento Europeo –o en todo caso uno de sus comités– planteó interrogantes desacostumbradas y retrasó la aprobación del acuerdo.

El Parlamento Europeo carece, sin dudas, de la capacidad de congelar todas las relaciones con Israel, pero sí puede complicarle la vida. Son en definitiva los ciudadanos de la Unión Europea quienes tienen que presionar a los miembros del Parlamento Europeo para obligarlos a resistirse al lobby israelí. Israel se dedica a un intenso cabildeo y existe una red de «amigos de Israel» que trasciende los partidos. Así que es importante que el Movimiento de Solidaridad con Palestina contrarreste a ese grupo de presión rico y secreto que trata de ejercer su influencia sobre instituciones fundamentales.

Para responder a la otra pregunta, y para decirlo muy simplemente y quizás hasta groseramente, la gente común no puede esperar que sus políticos y sus funcionarios tomen medidas contra Israel. Es por ello que, en mi opinión, hay que apoyar la campaña de boicot, de retiro de inversiones y de sanciones. Pero no debemos olvidar que se trata de un recurso táctico, no de una estrategia completa, y que hay que utilizar medios tácticos complementarios. Israel dedica mucho tiempo, energía y dinero a hacer creer que es «la única democracia del Medio Oriente», y el Movimiento de Solidaridad con Palestina tiene que movilizar todos sus recursos para contrarrestar esa campaña sesgada.

Sarah Irving. Escritora. En 2001-2002, trabajó con el Movimiento de Solidaridad en Cisjordania ocupada y con Olive Co-op para promover el comercio justo de los productos palestinos e hizo allí varias visitas de solidaridad en 2004-2006. Actualmente se dedica a tiempo completo a escribir sobre varios temas, entre los que se encuentra Palestina. Su primer libro, Gaza: Beneath the Bombs, en coautoría con Sharyn Lock, fue publicado en enero de 2010. Trabaja en este momento en una nueva edición de la guía de la Palestine Bradt y en una biografía de Leila Khaled.

(Notas):

[1] David Cronin, nacido en Dublín en 1971, es corresponsal de la agencia Inter Press Service en Bruselas. Primeramente cumplió esas mismas funciones en el diario irlandés The Sunday Tribune, después de haber trabajado como encargado de investigaciones y agregado de prensa ante el Parlamento Europeo. Entre 2001 y 2006 colaboró con European Voice, semanario del grupo The Economist.

[2] «Tsahal en Roumanie», Réseau Voltaire, 27 de julio de 2010.

[3] La Agenda de Lisboa o estrategia de Lisboa constituye el principal eje de la política económica y de desarrollo de la Unión Europea para el periodo 2000-2010.

[4] «Flotilla de la Libertad: el detalle que Netanyahu no conocía», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 6 de junio de 2010.

[5] «El escudo de la invencibilidad», por Nicolas Teneze, Réseau Voltaire, 19 de marzo de 2010.

[6] «Armas nucleares israelíes apuntan hacia Europa», Réseau Voltaire, 11 de marzo de 2010.

[7] «Program of the Salam Fayyad Government», Voltaire Network, 26 de agosto de 2009.
El general Gabi Ashkenazi (al centro), durante una reunión en la sede de la OTAN
Colin Smith, comandante de EUPOL COOPS, y el general Hazem Atallah, comandante de la policía palestina, bajo el retrato del presidente de facto Mahmud Abbas

El Congreso rechaza que se instaure cualquier fórmula de Copago sanitario

ESTADO ESPAÑOL

Política


La proposición no de ley defendida por el portavoz parlamentario de IU recibió el apoyo de todos los grupos, salvo la abstención de CiU y PNV.

El presidente de la Comisión de Sanidad, Política Social y Consumo y portavoz parlamentario de IU, Gaspar Llamazares, ha conseguido hoy que el Congreso, a través de la votación en esta comisión, muestre su rechazo a “la introducción de cualquier fórmula de copago por parte de los usuarios del Sistema Nacional de Salud (SNS)”.

La iniciativa salió aprobada en los términos originales presentados en la proposición no de ley registrada por Llamazares y fue apoyada por todos los grupos parlamentarios salvo CiU y PNV, que se abstuvieron. A comienzos de 2009 Izquierda Unida ya sacó adelante una propuesta en términos similares, aunque su portavoz parlamentario la ha vuelto a presentar ahora a raíz de las reiteradas manifestaciones de altos cargos del Gobierno socialista –entre ellos su secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña- abogando por la posibilidad de utilizar esta fórmula para que el Estado recaude más dinero.

Durante su intervención Llamazares denunció que “el copago se ha convertido en una solución fetiche cuando se tratan de abordar los problemas de financiación del Sistema Nacional de Salud”.

El parlamentario de IU rechazó de forma rotunda la implantación de este sistema en el modelo sanitario español porque “por un lado, como se ha visto ya en la práctica en otros países, esta fórmula resulta ineficaz económicamente, al gastarse más en gestiones burocráticas que los ingresos que se obtienen con ella”. De esta manera rechazó cualquiera de las variantes barajadas o instauradas ya en otros países para ejecutar esta fórmula, como el denominado ticket moderador o el pago de un euro por consulta.

“Además –dijo-, lo rechazamos porque desde el punto de vista sanitario es algo contradictorio y regresivo con el carácter público del SNS. Produce iniquidades y desequilibra la protección de las personas más débiles, de mayor edad y con menos recursos. Su implantación afectaría a la gratuidad y accesibilidad del sistema”.

Gaspar Llamazares denunció que “el término ‘copago’ es engañoso, ya que en realidad debería hablarse de ‘repago’, puesto que los ciudadanos ya financian el SNS con sus impuestos”. Este es uno de los motivos por los que abogó por la “necesidad de revalidar el posicionamiento de la Cámara en contra de esta medida.

Desmontó las teorías de que exista “una hiperfrecuentación de pacientes en los servicios de Atención Primaria. Esto no es así, si quitamos la primera consulta y las consultas burocráticas tenemos en España una frecuentación similar a la de la UE. Además, aunque no lo es, tendría cierta lógica que hubiera un mayor uso de la sanidad primaria teniendo en cuenta que somos el penúltimo país en Europa en frecuenta de la atención en los hospitales”.

A continuación se adjunta el texto íntegro de la iniciativa elaborada por Gaspar Llamazares aprobada hoy con el voto favorable de todos los grupos salvo las abstenciones de CiU y PNV.

A LA MESA DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

En el Comité de Políticas para la Racionalización del Gasto Sanitario, creado en el marco del Pacto por la Sanidad, han surgido hace meses algunas reflexiones propuestas y compartidas por diversas Comunidades Autónomas en relación a distintas figuras de “COPAGO” por parte de los usuarios del sistema sanitario.

El propio Colegio de Médicos (OMC) considera que la evidencia científica del copago es más que dudosa.

Dentro de las mencionadas figuras de COPAGO SANITARIO se incluirían desde el “euro por consulta” de Francia, al “ticket moderador” de Alemania o la “factura en la sombra” de Bélgica como adelanto de pago.

Al parecer estas figuras de copago estarían siendo valoradas por el Ministerio de Economía y por algunas Comunidades Autónomas sin participación del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.

La introducción del copago afectaría negativamente a la gratuidad, la universalidad y el carácter público de nuestro Sistema Nacional de Salud.

Por todo ello, se presenta la siguiente,

PROPOSICIÓN NO DE LEY

- “El Congreso de los Diputados reitera su rechazo de la introducción de fórmulas de COPAGO (euro, ticket, etc.) por parte de los usuarios del Sistema Nacional de Salud, al entender que afectarían gravemente a principios básicos del derecho constitucional a la salud como la accesibilidad, la universalidad y la gratuidad de la atención integral de salud sin aportar, a cambio, avances significativos en la organización de la demanda y mucho menos en la financiación del Sistema Nacional de Salud.

- El Congreso de los Diputados considera que existe margen suficiente en base a la ampliación de los presupuestos públicos y la mejora en la eficiencia de la gestión, así como en la política de salud pública para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud, en el marco de un Pacto por la Sanidad del que sean protagonistas las Comunidades Autónomas, el Ministerio de Sanidad y Consumo, junto con los partidos políticos y los agentes sociales.

- El Congreso de los Diputados insta al Gobierno a adoptar las medidas correspondientes de acuerdo con las Comunidades Autónomas en el marco de sus competencias.”

Revueltas en el mundo árabe: nuestra arrogancia colonialista

OPINIÓN

Movilizaciones


Las interpretaciones que se hacen en Francia de las revueltas populares en el mundo árabe son indicadores de nuestras percepciones de ese mundo. Mientras Europa se recrea en su pesimismo y se lamenta de su crisis, pueblos sometidos al yugo de tiranos se ponen en pie y luchan por la libertad.

Algo que bien podría infundirnos valor y sacudir nuestra apatía para implicarnos en la batalla por una sociedad más justa y menos “aristocrática”.

- Un inesperado choque de civilizaciones.

Sin duda, padecemos de ese confort que nos adormece y del alienante espectro del paro. La Francia de la Revolución francesa observa la revolución en los países árabes tal vez con envidia, mientras que sus élites políticas y algunos de sus intelectuales temen esa sacudida y la comentan según esquemas de análisis de otras épocas, heredados del colonialismo.

Se preguntan cómo sus otrora colonizados son capaces de rebelarse, ellos, esos “atrasados de la civilización”, esos “islamistas-terroristas” obnubilados por su religión “retrógrada”. Esas mujeres a las que queríamos liberar en Occidente quitándoles el velo están allí en las plazas públicas -con o sin velo- dirigiendo la rebelión junto a los hombres y en pie de igualdad.

Además, esos “olvidados” de la modernidad han hecho su revolución utlizando los medios tecnológicos más avanzados, mientras nosotros los usamos las más de las veces para decir que hemos salido a pasear o que nos vamos de cumpleaños.

Ahí es donde se sitúa el “choque de civilizaciones”, en nuestro modo de ir a remolque de los grandes entusiasmos, de las grandes causas capaces de cambiar nuestra sociedad. Presos de nuestro conservadurismo, de pronto nos vemos ante la explosión positiva, la que se ha dado a la tarea de deshacerse de los tiranos y de los explotadores como los seres inmundos que son.

- El islam como esquema de análisis.

Hemos leído los acontecimientos a través de la lupa que agranda el islamismo, enemigo de la modernidad y de Occidente. Se trata de tendencias que sin duda existen dentro del islam y que no son ajenas al mundo árabe, que sin embargo es multiforme y no se deja reducir al esquema que imponemos por lo demás tanto al islam en Occidente como al islam en el mundo árabe.

Irán se ha convertido en objeto de todas nuestras fijaciones, que exportamos a todo lo que se mueva en el Mediterráneo musulmán.

De hecho, hemos tratado a esos países en ebullición con la arrogancia heredada del colonialismo. Hasta se nos ha olvidado que esos mismos pueblos ya se habían rebelado contra la propia colonización y habían adquirido la independencia al cabo de grandes luchas, y que no es la primera vez que toman las riendas de su destino, como verdaderos adultos y no como niños.

Es cierto que la diplomacia prefiere la estabilidad a lo desconocido. Y sin embargo, es en lo desconocido donde reside el futuro de esas sociedades que aspiran a todos esos derechos individuales que no son privilegio exclusivo de los herederos de la Ilustración, sino que forman parte del bien común de la Humanidad.

Agitar el espectro de los islamistas no basta para frenarlos. Y si los movimientos de obediencia islámica ocupan su lugar en el tablero político y llegan al poder mediante un proceso democrático, no por ello Occidente va a intervenir para impedirlo.

Turquía está dirigida por una suerte de “democracia musulmana” que no ha impedido al país lograr un crecimiento económico que hace palidecer a Europa, sin perder nada de su dinamismo, su creatividad o su inventiva.

¿Alguien puede decir que la irrupción de una “democracia cristiana” en Europa sería también un asalto a las libertades, cuando las extremas derechas racistas, islamófobas y populistas están al acecho del poder? Claro que no, pero ¿cómo convencer?

- Islam, Israel y revueltas en tierras árabes.
Los semanarios Le Point del 3 de febrero y L’Express del 9 daban su respuesta desde sus titulares de portada. El primero, presentaba a una mujer musulmana con velo con el siguiente mensaje en grandes caractares : “El espectro islamista”.

El segundo, mostraba a una joven soldado israelí ajustándose el casco militar con el siguiente texto: “Israel frente al despertar árabe”.

El mensaje es claro: por un lado el islam retrógrado, por otro, un Israel moderno y aliado de Occidente. Esta comparación no es fortuita, también asalta las mentes de no pocos intelectuales propensos a las acrobacias ideológicas.

Según ellos y ciertos “expertos” (la mayoría de los cuales lo ignoran casi todo de la religión), las revueltas en el mundo árabe están necesariamente abocadas al islamismo, que pondría en peligro a Israel. Irán, Hamas, Hezbollah, Túnez, Egipto formarían parte de una misma lucha. Si Holanda no es Francia, ¿por qué Egipto sería Irán o Túnez Líbano?

Pero para las próximas elecciones, a falta de verdaderos proyectos políticos, algunos partidos utilizarán para darse realce el pañuelo verde del islam. ¿Por qué perder tiempo y apoyar lo que ocurre en esa orilla del Mediterráneo tan cercana a nosotros y que, a mayor abundamiento, al democratizarse más se acercará más aún a los países occidentales vecinos para reconstruir un verdadero mare nostrum, un espacio de colaboración entre democracias, con menor corrupción?

El segundo temor estriba en que los “islamistas” en el poder ponen en peligro a Israel. ¿Alguien realmente cree que de la noche a la mañana esos países, Egipto en particular, van a poner fin a sus relaciones con Israel? ¿Que Israel está solo, débil e indefenso en la región? ¿Que el equilibrio geopolítico se alteraría de un día para otro porque un demócrata sustituya a un tirano? ¿Y que los que tomarán el poder serán en cualquier caso (fatalidad inevitable...) los islamistas, como en Irán?

Una vez más nos vemos atrapados en medio de ese nudo donde se entrelazan islamismo, conflicto israelo-palestino, legado colonial, rechazo del islam y arrogancia occidental.

- Visitas pagadas al “príncipe” árabe.

Incluso esas visitas costeadas por esos príncipes corruptos realizadas por nuestro Primer Ministro y nuestra ministra de asuntos exteriores recuerdan otros tiempos en los que se iba “allí” a servirse sin límites a costa de apoyar, al menos “moralmente”, en pago a los servicios prestados, a déspotas locales o regionales poco recomendables.

El propio embajador de Francia en Túnez se ha mostrado incapaz de observar con objetividad la rebelión que se fraguaba bajo sus ventanas, cegado por su propia visión de las cosas: la de la estabilidad (deseada) del régimen de Ben Alí. Esa estabilidad (cuya fragilidad quedó al descubierto repentinamente), esos dirigentes con los que se sabe cómo hablar son sin duda más importantes para nuestras élites políticas que la libertad de los pueblos árabes, que les trae sin cuidado.

¿Para cuándo una revolución de las mentalidades entre nosotros que nos permita mejorar nuestras previsiones y nuestra actitud en lo sucesivo? Ciertamente, necesitamos una terapia de choque que nos remueva hasta los tuétanos y haga despertar a nuestras sociedades adormecidas.

Medio Oriente al rojo vivo

MUNDO

Movilizaciones


La primavera árabe ahora florece en otros regímenes como Bahrein, Argelia, Jordania y Libia. Sin embargo, el Ejército egipcio intenta cercar el proceso de cambio abierto en El Cairo.

En las calles de Saná –capital del Yemen–, los policías golpean salvajemente a las multitudes de manifestantes y luego abren filas para permitir que esbirros sin uniforme ataquen con garrotes, cachiporras, barras de hierro y pistolas. Y en el momento en que los matones se repliegan, la policía yemení baña de gas lacrimógeno a las multitudes. En Bahrein, en Argelia, en Libia y en Jordania los policías golpean a hombres y mujeres y arrojan gases lacrimógenos con tal promiscuidad que los propios uniformados acaban vomitando en el pavimento. Los regímenes autocráticos de todos esos países aplican políticas de brutalidad idénticas a las que fallaron en Túnez y Egipto. Sin embargo, el destino político de las nuevas revueltas todavía es un enigma. Es imposible saber si podrán precipitar un nuevo pacto entre el Estado y la población. Pero, lo que no presenta claroscuros, es el laboratorio egipcio donde el Ejército intenta maniatar y ahogar cualquier atisbo jacobino de la revolución de febrero. Mientras tanto, la cronología de sucesos en El Cairo sirve de espejo, manual y pronóstico a los manifestantes de Bahrein, Argelia, Libia y Jordania.

Hasta el último momento, Washington se empeñó en mantener a Hosni Mubarak en el poder, pero al final se conformó con la segunda mejor opción para sus intereses: una dictadura militar pro occidental. Cuando el Consejo Supremo se reunió justo antes de que Mubarak pronunciara su último y más escandaloso discurso, y la junta emitió el comunicado número uno, la esperanza se mezcló con la aprensión. El comunicado número uno es un término conocido en la historia. Esto quiere decir que una junta militar ha asumido el poder, promete democracia, prontas elecciones, prosperidad y el paraíso en la tierra. En casos muy raros los uniformados realmente cumplen estas promesas. Generalmente, lo que sigue es una dictadura militar de la peor clase. Esta vez el comunicado no dijo nada en absoluto. Lo que, justamente, mostró en directo por televisión es que estaban allí todos los principales generales, menos Mubarak y su títere Omar Suleimán. Ahora han asumido el poder sin derramamiento de sangre. Por segunda vez en 60 años.

En realidad, la Casa Blanca y el Departamento de Estado querían que Hosni Mubarak se fuera. Pero Arabia Saudita, Israel y la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) estaban empeñados en que siguiera.

Es fácil explicar por qué la CIA no vio venir la caída de Mubarak. Puede que la Agencia se haya destacado gestionando las entregas extraordinarias de sospechosos secuestrados en distintas partes del mundo que fueron enviados clandestinamente a Egipto para ser interrogados y torturados por el vicepresidente Omar Suleiman en persona, pero, en conjunto, se ha quedado aprisionada en una importante camisa de fuerza ideológica desde los años de Ronald Reagan.

Por lo tanto, no pueden recoger inteligencia procesable de calidad sobre el terreno. La embajada de Estados Unidos en El Cairo no tenía siquiera un oficial de enlace con los Hermanos Musulmanes. Y ahora su hombre de confianza, el ex torturador y vicepresidente, Omar Suleimán, va camino a la jubilación. Por ese motivo, Washington decidió finalmente reducir sus pérdidas y dar luz verde a la concepción plagada de onanismo de un golpe militar contra una dictadura militar.

Los egipcios son concientes de que todos los miembros del Consejo Supremo son socios incondicionales de Mubarak, que la mayoría tiene más de setenta años –empezando por el líder del golpe, el Ministro de Defensa Mohammed Hussein Tantawi de 75 años– y que están muy próximos a Robert Gates, el Secretario de Defensa de Estados Unidos –y algo que es crucial: Tantawi llegó a la cúspide del poder después de ser el comandante del ejército privado de Mubarak, los Guardias Republicanos–.

El reconocido periodista Pepe Escobar del semanario Asia Times los describe como accionistas, propiciados por Estados Unidos –mediante los miles de millones de dólares de ayuda militar– de una inmensa dinastía empresarial de propiedad militar que controla sectores enteros de la economía egipcia. No hay forma de que pueda nacer un nuevo Egipto sin echar abajo todo ese sistema por completo.

Los líderes del 25 de enero son conscientes de que Washington, Tel Aviv y Riad –más las clases compradoras del mubarakismo– harán todo lo que esté en su mano para que la democracia egipcia descarrile. Se recurrirá a lo que sea necesario: desde sobornos a la siniestra manipulación de leyes y del proceso electoral. En ese contexto, no se descarta que al menos un general se transforme en candidato a presidente; ciertamente, no será el recluta de la CIA, el vicepresidente Suleimán, sino muy probablemente el jefe del Estado Mayor, Sami Anan, de 63 años, que también pasó mucho tiempo en Estados Unidos y está más cercano que Tantawi a muchos jerarcas del Pentágono.

Occidente puede estar preocupado por los Hermanos Musulmanes. Pero el peligro real es que el régimen sólo se ha despojado de sus civiles corruptos, dejando a sus componentes militares como el único jugador en pie. De hecho, cuando el general Omar Suleiman amenazó con que el pueblo de Egipto debía elegir entre el régimen actual o un golpe de estado militar, sólo aumentó la sensación de que el país estaba siendo tomado como rehén.

Pese a todo, en sólo dos semanas y media, la revuelta egipcia –todavía en pañales– representa el cambio estratégico más estremecedor en el Oriente Medio de las últimas tres décadas. Para muestra, sólo basta con compararla con la democratización de Afganistán por el Pentágono desde hace nueve años y la de Iraq desde hace siete.

Mano negra, mano blanca

OPINIÓN

Movilizaciones


¿Es todo fruto de la hartura de los jóvenes árabes, de la pérdida simultánea y colectiva del miedo? ¿Es Mohamed Bouazizi la mecha que prende un incendio global televisado por Al Jazeera, una cadena con auctóritas en la calle musulmana? Fidel Castro es de los que ven una mano negra, es decir, estadounidense, detrás de las revueltas y sostiene que EEUU se dispone a invadir Libia para defender sus intereses petroleros. Los amantes de las teorías conspirativas han encontrado en estos acontecimientos un filón. Los hay que apuntan a un plan judío-norteamericano cuyo objetivo final es Irán.

La realidad es casi siempre menos sofisticada.

La anterior Administración, la de W. Bush, se sacó de la manga una mano negra bien larga y guerrera para expulsar del poder a un dictador infiel, Sadam Husein. El precio fue alto en vidas civiles en destrucción de un Estado. Aunque uno de los argumentos para defender la guerra era la democratización en cascada de Oriente Próximo no hay, de momento, un solo dato que pueda avalar este resultado. ¿Es Irak una democracia? Casi ocho años después de la invasión, el país resultante tras pasar una guerra civil entre chiíes y suníes con miles de muertos está más cerca de los intereses estratégicos de Irán que los de Washington.

No parece que los extraordinarios acontecimientos que estamos viviendo tengan que ver con aquella invasión. Están sucediendo a pesar de la invasión.

El ascenso de Gobiernos más o menos democráticos en el mundo árabe perjudica a Europa y EEUU, que llevan "20 años sesteando sobre el estatus quo", según declara a Aguas Internacionales un experto que pide no ser identificado.

Las revoluciones ocurren, sorprenden a los que no escuchan a la calle, a los que hacen política, análisis, negocios o periodismo desde el mundo oficial. Dice Javier Martín, periodista de la agencia EFE, que es necesario mancharse los zapatos de polvo para entender lo que sucede en el mundo. Pocos occidentales tenían los zapatos manchados de polvo antes de este estallido social.

La bola continua rodando por el mundo árabe e islamíco: mañana están convocadas manifestaciones en Sudán, el viernes en los territorios palestinos, aunque organizado desde arriba. Y el 11 de marzo en Arabia Saudí.

Hace 10 días cualquiera hubiera dicho: 'En Libia es imposible que se repita lo ocurrido en Egipto'. Ha pasado. Ahora todo es posible. Todo está en discusión. Nadie está a salvo.

El rey de Arabia Saudí, Abdullah bin Abdul Aziz, de 87 años, ha regresado a palacio después de tres meses de ausencia por razones médicas. Son solo tres meses pero parecen años. Aterriza en un Oriente Próximo cambiado, desconocido, revuelto; y más que va a cambiar, sin los dictadores Ben Ali y Hosni Mubarak en sus tronos de Túnez y Egipto, y con decenas de miles de manifestantes y alzados en las calles de Libia, Yemen, Bahréin, Argelia, Marruecos...

El rey Abdullah ha adoptado nada más llegar unas serie de medidas que podríamos llamar defensivas, para adelantarse a los acontecimientos: 15% de aumento del salario de los funcionarios (imita a las alzas preventivas aprobadas en Siria y Jordania), incremento del salario mínimo a 10.000 riales (unos 2.700 dólares), ayudas para los parados y estudiantes valoradas en 35.000 millones de dólares y cancelación de penas de cárcel para los morosos. Arabia Saudí, que es el principal exportador del mundo de petróleo, tiene un serio problema de inflación. El rey se sienta sobre 400.000 millones de dólares, que es la valoración de su negocio petrolero. Occidente es su cliente.

Quizá las maniobras salariales lleguen tarde: ya corre por Facebook la convocatoria de un Día de la Ira el 11 de marzo.

El príncipe heredero, Sultan Ibn Abdul Aziz Al Saud, cerca de 82 años y enfermo de cáncer, es la alternativa continuista. Le sigue el príncipe Nayef bin Abdul-Aziz Al Saud, de 78. Los analistas tienen la mirada puesta en el hijo de este, Mohamed bin Nayef, de algo mas de 50 años, jefe de los servicios de contraterrorismo, amigo de EEUU y supuestamente algo más abierto.

Arabia Saudí tiene el 25% de las reservas de crudo mundiales.

Hoy se han reunido en Ryad el rey Abdullah y el rey de Bahréin, Hamad bin Isa al Khalifa, que busca socorro para salir del laberinto. El suyo es un laberinto chií, que salpica a su vecino. La mayoría de los habitantes de la región saudí de Jutba, rica en petróleo, son chiíes.

No sé si hay una mano negra norteamericana o iraní, pero se han liberado de sus ataduras unas fuerzas que van a cambiar el mapa del Oriente Próximo durante generaciones. Y mientras, la UE, el poder colonial colegiado que se presenta bajo otras siglas, anda preocupada por el precio del petróleo y por las oleadas de refugiados. Como campaña de imagen para encontrar nuevos amigos, y socios, posdictaduras es impagable.

Europa está ausente, EEUU, desconcertada, e Israel no mueve un músculo. De todos los actores, Israel es el único que sabe cuáles son las reglas del póker.

Terrorismo contra 'El Papus'. La ultraderecha sigue impune

CULTURA

Fascismo

Soledad Juárez, Interviú
Un documental sobre el atentado contra la revista satírica en 1977 muestra cómo jueces y policías protegieron a los asesinos.

El atentado cometido por ultraderechistas contra la revista 'El Papus' y que acabó con la vida de un hombre en 1977 sigue impune. El hijo de una de las víctimas recoge ahora en un documental testimonios de dibujantes, abogados y hasta ultras que desvelan las irregularidades judiciales y la deficiente investigación policial del caso. Treinta y tres años después, la Policía y la delegación del Gobierno impiden el acceso a los archivos del suceso.

(Ver documental al final de esta entrada)

Un maletín de explosivos destrozó la redacción de la revista El Papus, acabó con la vida del conserje del edificio donde se encontraba la publicación y causó heridas a 17 trabajadores a las doce menos veinte del 20 de septiembre de 1977. El atentado fue reivindicado por la Triple A (Alianza Apostólica Anticomunista). No se condenó a nadie. Javier Fernández de Castro, escritor y periodista, era entonces redactor jefe de la revista El Cuervo, semanario que compartía instalaciones con El Papus. Salvó la vida, pero está convencido de que los asesinos "pretendían una matanza como la provocada nueve meses antes entre los abogados de la calle de Atocha". Fernández de Castro recuerda aquel día negro de septiembre: "Era martes y teníamos consejo de redacción en ambas revistas: además, los martes llegaban muchos colaboradores a ofrecernos temas y fotos y por eso había mucha más gente de los ocho que formaban 'El Papus'. Quien dejó el maletín sabía bien qué día, a qué hora y dónde debía colocarlo para no ser visto y causar el mayor daño posible". Su hijo David tenía ocho años entonces y descubrió que su padre "no tenía un trabajo normal y había sobrevivido a un atentado de la extrema derecha".

Treinta y tres años después, David Fernández de Castro presenta El Papus, anatomía de un atentado, un documental sobre lo que ocurrió. "Quería investigar y abrir un debate sobre la Transición. Mi generación -destaca David-, la de los hijos de los que hicieron la Transición, aprendimos que esa etapa fue modélica. Y yo lo creo, pero también hubo temas mal cerrados. 'El Papus' fue uno de ellos. Hoy parece tabú cuestionar ese período".

El documental muestra el nacimiento de El Papus, "revista satírica y neurasténica" -según se autodefinía en su portada-; el éxito conseguido en sus cuatro años de vida, con 280.000 ejemplares de tirada y su línea editorial basada en ridiculizar los pilares del posfranquismo, lo que le obligó a cerrar en dos ocasiones y a sufrir más de 150 expedientes administrativos, numerosos secuestros e infinidad de multas.

Periodistas como Antonio Franco, Juan de Sagarra y Xavier Vinader; los dibujantes Óscar Nebreda, Carlos Giménez y JA; la abogada Cristina Almeida y conocidos exmilitantes de extrema derecha como Ernesto Milà, Alberto Royuela -imputado por el atentado, pero exculpado posteriormente- y Juan Bosch Tàpies -imputado y finalmente condenado a 13 años de cárcel-, además del gerente del semanario, Carlos Navarro, desbrozan su visión del suceso y de la publicación.

- Amenazas constantes.

Anónimos, llamadas intimidatorias y pintadas amenazadoras eran el pan de cada día en El Papus, pero ninguno de los empleados pensó que se cumplirían. Nueve días después del atentado, Interviú publicaba un completo reportaje sobre el suceso y recogía las declaraciones de Rosa Lorés, la joven telefonista de la revista satírica que salió despedida por la ventana al producirse la explosión y logró salvar la vida gracias a que cayó sobre el toldo de un bar e, inmediatamente después, sobre el capó de un 600 aparcado, amortiguando el golpe.

Lorés contaba entonces: "Con aquellas amenazas pensábamos que simplemente querían asustarnos. A veces, incluso, gastábamos bromas con ello". La mujer no se reincorporó a su puesto de trabajo tras el alta médica: "Mis nervios no lo resistirían y mi marido tampoco. En la revista tengo muy buenos amigos, pero, sintiéndolo mucho, abandono. No quiero dejar huérfano a mi hijo de cinco años", añadía. Tres décadas después, Rosa Lorés no quiso participar en el documental. "Cuando le pedí la entrevista -declara Javier Fernández de Castro-, me contestó que no podía, que aún estaba afectada por lo ocurrido".

Los testimonios de los familiares de Juan Peñalver, el conserje fallecido en el atentado, tampoco aparecen en este trabajo. David Fernández de Castro comprende su negativa: "Las víctimas no han querido hablar porque en aquel momento se las ignoró; están desencantadas, nunca se las compensó, no hubo ninguna sensibilidad hacia ellas como ocurre ahora. Los propios jueces y policías se encargaron de que la investigación no avanzara y los culpables no pagaron por el crimen". Lo que más sorprende a David Fernández de Castro es que después de tres décadas, la Policía Nacional le haya negado el acceso a la información sobre el caso El Papus: "Ante mi insistencia -declara sorprendido el director del documental-, me contestaron que esa era su política de comunicación y que no daban más explicaciones". La respuesta de la Delegación del Gobierno, que custodia los informes del antiguo Gobierno Civil, no fue tan explícita: "Tras año y medio solicitando acceder a los archivos, aún no me han contestado. Mantienen un comportamiento de silencio administrativo". "Por el contrario -añade David Fernández de Castro-, la Sala Segunda de la Audiencia Nacional me dio todas las facilidades para acceder a la voluminosa causa del proceso judicial".

El abogado August Gil Matamala, experto en el código penal de la Transición por haber defendido a independentistas catalanes, analizó toda esta documentación: "Es llamativa la actitud negligente, de inhibición y hasta de obstrucción de la policía en sus investigaciones sobre un suceso tan grave como éste, con resultado de muerte, numerosos heridos y daños hasta en la estructura de un edificio", declara Gil.

"La policía no actuó durante varios días -denuncia-, hasta que los detuvo el 7 de octubre, cuando Isidro Carmona y José Manuel Macías intentaban vender información al 'Diario de Barcelona' sobre cómo se realizó el atentado". En su declaración, Carmona implicó a diez personas, explicó su intervención en numerosas acciones delictivas, confesó que el explosivo sobrante estaba enterrado en el jardín de la casa de Francisco Abandal y que él mismo reivindicó el suceso en un escrito ordenado por Alberto Royuela, "conocido dirigente de grupos fascistas", precisa August Gil.

En las declaraciones de los detenidos se cita a "dos fascistas italianos, Giuseppe y Mario", encargados de confeccionar y colocar el artefacto explosivo y se describe cómo el grupo ayudó a salir de España a estos dos italianos pagándoles el billete de avión a Chile: "La policía no hizo nada con toda esa información, cuando los imputados se fueron ratificando en sus declaraciones y todo era coherente; es más -añade Gil-, ni siquiera recogió muestras del explosivo utilizado en el atentado, lo que sirvió de excusa al juez Bermúdez de la Fuente -uno de los más duros de la judicatura franquista y miembro del entonces ya extinto Tribunal de Orden Público -desestimar la relación entre el grupo con explosivos de dinamita y goma-2 ocultos y el atentado de 'El Papus'". En declaraciones a Interviú, Gil Matamala añade: "Las diligencias policiales dejaron patente el objetivo de la policía de dejar este atentado en la más absoluta de las confusiones".

- Obstrucción judicial.

La actuación de la fiscalía y la judicatura tampoco brilló por su eficacia. "Las declaraciones de los imputados dejaban ver que el máximo responsable de este grupo era Miguel Gómez Bonet, al que se le dejó en libertad y sin cargos. A Abandal, que ocultaba los explosivos en su jardín, se le aplicaron un montón de atenuantes extravagantes, como un informe presentado por su padre de insuficiencia psicológica, que no llegó a verificar el forense, o no haber utilizado los explosivos durante tres meses. Sólo le condenaron a dos meses de cárcel", precisa Gil.

En noviembre de 1981, tras haber pasado por tres jueces que paralizaron las actuaciones, la acusación consiguió que la Audiencia Provincial revocase el sumario y reabriera la causa. En su sentencia de marzo del 83, criticó la investigación policial y ordenó penas de cárcel para seis de los imputados. Casi todos habían huido. Sólo Juan José Bosch Tàpies y Ángel Blanco Ferriz ingresaron en prisión. El primero cumplió una pena de diez años por terrorismo y conspiración, más otros tres por tenencia ilícita de armas. Blanco permaneció tres años privado de libertad por tenencia de armas.

"El régimen había cambiado, pero la policía y la judicatura eran las mismas. Para ellos, el enemigo también seguía siendo uno y 'El Papus' era un elemento subversivo", concluye Gil. "Nos queda a todos un sentimiento de total impotencia: nadie va a resolver este caso", lamente Javier Fernández de Castro.
Javier Fernández de Castro, presente en la redacción de 'El Papus' el día de la explosión, y su hijo David, director del documental 'El Papus, anatomía de un atentado', delante del edificio Luminor, que fue destrozado en 1977.
Imágenes de cómo quedó la redacción, situada en el citado edificio de la calle Tallers de Barcelona.
Carlos Giménez: El dibujante explica en el documental: "El franquismo no estaba desmontado; Royuela nos visitó en la redacción dos meses antes para decirnos que no nos sorprendiéramos si un día explotábamos por los aires".
Óscar Nebreda: El también dibujante y creador de 'El Papus' destaca: "Éramos jóvenes con ganas de hacer cosas. Poníamos sobre el papel el lenguaje de la calle; queríamos criticar y pasárnoslo bien. Pero nos jugábamos la vida".
Juan Peñalver Sandoval, murciano de 60 años y conserje del edificio donde se encontraba la redacción de 'El Papus', murió en el atentado terrorista. Las manifestaciones contra la violencia fascista se iniciaron en Madrid y Barcelona. Los periodistas coreaban: "Aquí estamos; nosotros no matamos", tal y como recogió Interviú en septiembre de 1977.
Juan José Bosch (con gafas), único condenado, cumplió 13 años de cárcel. Miguel Gómez Bonet, supuesto autor intelectual y lugarteniente de la Guardia de Franco en Lleida, quedó en libertad sin cargos.
Alberto Royuela: Militante de la Falange y miembro de la Guardia de Franco. Estuvo cuatro meses en busca y captura, pero finalmente no se presentaron cargos contra él. "Es insultante -dice sobre la portada que muestra-; se ridiculiza a las personas mayores y eso no se hace".


- El Papus, anatomía de un atentado (blip.tv).