lunes, 7 de marzo de 2011

Los puestos directivos de los medios de comunicación siguen vetados a las mujeres, según Reporteros Sin Fronteras

SOCIEDAD

Feminismo


La mujer se ha incorporado al trabajo de periodista en los últimos 20 años en muchos países, pero ocupa los puestos más precarios, mientras que los de dirección siguen siendo terreno exclusivo de los hombres, según un estudio publicado este lunes por Reporteros Sin Fronteras (RSF).

Esa ausencia de mujeres en los puestos directos provoca que los medios den una visión determinada en la prensa, "un mundo todavía ampliamente masculino en el que las mujeres están excluidas", señaló la organización en el informe elaborado con motivo de la Jornada Internacional de la Mujer, que se celebra mañana.

En este sentido, el estudio revela una investigación de 2006 que establecía que las mujeres representaron menos del 20% de las personas citadas en los artículos, al tiempo que señalaba que la imagen que se daba de ellas era "estandarizada o desvalorizada".

En otros lugares la situación es más dramática, subraya la organización defensora de la libertad de prensa, que indica que las mujeres son "blanco preferido" de ataques, violencias y encarcelamientos ligados a su profesión de periodistas.

En este sentido, el informe denuncia los "grandes riesgos" que comporta en algunos países para las periodistas interesarse por los problemas de las mujeres y la violencia que sufren fruto de las tradiciones.

En otros países, como Afganistán, "la segregación de las mujeres periodistas va en paralelo con la de las mujeres en general", que "no encuentran ningún lugar" en la sociedad.

- Pros y contras de ser mujer y periodista.

El estudio también revela algunos casos de periodistas que, gracias a su implicación, han conseguido avances en la situación de la mujer, en ocasiones a costa de su propia libertad.

En otros casos, según el informe, la condición de mujer facilita el trabajo de algunas periodistas, como relata la cubana Magali Norvis Otero Suárez, quien afirma que "no golpean a las mujeres en las manifestaciones cuando van a cubrirlas".

El estudio también rinde homenaje a las "mujeres de periodistas y defensores de los derechos humanos asesinados o encarcelados" que "en ocasiones se casaron con un hombre y con su causa".

Como ejemplo cita a las 'Damas de blanco' de Cuba, el colectivo de madres y esposas de disidentes encarcelados desde la primavera de 2003 que se reúnen cada domingo para solicitar su liberación.

Todos estos casos fuerzan a muchas periodistas a exiliarse de sus países, como revela que entre el 10 y 15% de las ayudas emitidas por RSF para demandantes de asilo proceden de mujeres, la mayor parte de ellas iraníes.

La organización recomienda que se pongan en marcha programas específicos de protección de mujeres periodistas y que se refuerce la cooperación entre organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres y de la libertad de expresión.

Además, pide la creación de "Casas de Mujeres periodistas", que se apoye la creación de organismos de formación para ellas y que se creen asociaciones para reagrupar a las reporteras.

Greg Page, el hombre que controla la alimentación del planeta

SOCIEDAD

Capitalismo



Tiene 59 años y jamás concede entrevistas. Seguramente, su nombre y el de su empresa no le digan nada. Pero por sus manos pasa la mayoría de los alimentos que usted pueda imaginar. Cargill es una de las cuatro compañías que controlan el 70 por ciento del comercio mundial de comida. Mientras el mundo se enfrenta a la mayor crisis alimentaria en décadas, ellos hacen caja ‘leyendo los mercados’… Así funciona.

Usted no lo sabe, pero la tostada de su desayuno es una mercancía más valiosa que el petróleo. La harina con la que está hecha tiene nombre: Cargill. ¿Le suena? Pues también se llaman Cargill la grasa de la mantequilla que unta su tostada y la glucosa de la mermelada que la endulza. Cargill es el pienso que engordó a la vaca lechera y a la gallina que puso los huevos que se fríen en la sartén. Cargill es el grano de café y la semilla de cacao; la fibra de las galletas y la bebida de soja. ¿El endulzante del refresco, la carne de la hamburguesa, la sémola de los fideos? Cargill. Y el maíz de los nachos, el girasol del aceite, el fosfato de los fertilizantes... ¿Y qué me dice del biocombustible de su coche, ese almidón que las petroleras han refinado para convertirlo en etanol y mezclarlo con gasolina? Adivine.

No, no busque marca o etiquetas; no las encontrará. Cargill ha pasado de puntillas por la historia. ¿Cómo puede ser que una empresa fundada en 1865, con 131.000 empleados repartidos en 67 países, con unas ventas anuales de 120.000 millones de dólares que cuadruplican la facturación de Coca-Cola y quintuplican la de McDonald’s, sea tan desconocida? ¿Cómo se explica que una compañía tan gigantesca que sus cuentas superan la economía de Kuwait, Perú y otros 80 países haya pasado tan inadvertida hasta ahora? En parte, porque es una empresa familiar. Sí, sus números pasman, pero Cargill no cotiza en Bolsa y no tiene que dar explicaciones. Sus socios son un enjambre de tataranietos de los fundadores, los hermanos William y Samuel Cargill, campesinos de Iowa que levantaron un imperio en el siglo XIX gracias a un ascensor de cereal arrimado a la vía del tren en un pueblecito de la pradera que no venía en los mapas. Más tarde, un cuñado -John MacMillan- tomaría las riendas. Durante décadas, los Cargill y los MacMillan fueron añadiendo silos de grano, molinos harineros, minas de sal, mataderos y una flota de barcos mercantes. Hoy, unos 80 descendientes se reparten los dividendos y juegan al golf. Poco más se sabe de ellos, salvo que los varones visten falda escocesa en las fiestas para honrar a sus antepasados. Y que siete se sientan en el consejo de administración y están en la lista Forbes de los más ricos del planeta, con fortunas que rondan los 7000 millones por cabeza. El presidente de la compañía es Greg Page, un tipo flemático al que le gusta decir, con cierta sorna, que Cargill se dedica «a la comercialización de la fotosíntesis».

Pero no está el patio para bromas. Los precios de los alimentos básicos se han disparado en el último año: el trigo, un 84 por ciento; el maíz, un 63, y el arroz, casi un diez; los tres cereales que dan de comer a la humanidad. Son máximos históricos, advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Por encima de los que en 2008 causaron revueltas en 40 países y condenaron a la hambruna a 130 millones de personas. Y los precios seguirán subiendo, pronostica Financial Times. «El coste de los cereales es crítico para la seguridad alimentaria porque es la materia prima de referencia en los países pobres. Si los precios continúan elevándose, habrá más algaradas.»

Las razones son múltiples. Un cóctel de sequías, malas cosechas y especulación. Pero los ganadores son muy pocos. Y entre ellos están las mastodónticas empresas que controlan el comercio mundial de cereales. Cargill ha triplicado sus beneficios en el último semestre y sus ganancias superarán los 4000 millones de dólares, récord alcanzado en 2008 en el río revuelto de la crisis alimentaria. La compañía apostó a que la sequía en Rusia, uno de los grandes productores mundiales, obligaría a Vladimir Putin a prohibir las exportaciones para asegurar el consumo interno. Y acertó. «Hicimos un buen trabajo ‘leyendo los mercados’ y reaccionamos con rapidez», explicó una portavoz de Cargill. ¿En qué consiste esa reacción? En esencia, se trata de jugar al Monopoly comprando cosechas en el mercado de futuros, en ocasiones antes de que se plante una sola semilla. Y moviéndolas de un lugar a otro del planeta, allá donde resulte más rentable.

Las grandes cerealeras basan su poder en el control de las redes de distribución. Silos, almacenes, ascensores de grano estratégicamente situados en los tendidos ferroviarios, flotas mercantes transoceánicas... No poseen la tierra. Prefieren que los agricultores corran el riesgo de perder la cosecha. Si hay abundancia, las compañías hacen acopio y esperan. Si un desastre climático arruina la producción en un lugar del mundo, tienen la capacidad para transportar los excedentes desde otros lugares, por lejos que estén.

Es un juego arriesgado. Rusia, por ejemplo, suministraba a Egipto y otros países árabes. Cargill vio venir el desabastecimiento antes que nadie -por algo tiene un servicio de inteligencia que han comparado al de la CIA: utiliza satélites de comunicación, sensores de clima y un ejército de informadores y ‘ topos’ en los gobiernos- y se adelantó a sus competidores: las también estadounidenses Archer Daniels Midland (ADM) y Bunge y la francesa Louis Dreyfus. Estas cuatro firmas -todas, centenarias, familiares y muy reservadas- controlan en torno al 70 por ciento del comercio mundial. Así que Cargill acaparó trigo de otros productores para colocarlo en los puertos del norte de África y apretó las clavijas en el precio. Negocio redondo. Solo que el pan subió en todo el Magreb y el espectro del hambre se sumó al ansia de libertad. La mecha de la revolución estaba preparada para que Facebook la prendiese.

Para apagarla, algunos países árabes han incrementado sus importaciones de trigo, como Argelia y Arabia Saudí. Ejemplo que han seguido otros gobiernos, como el de México, escarmentado por la reciente crisis de las tortillas y donde grupos de desesperados armados con piedras y machetes asaltan los trenes cargados de cereal y los saquean, a razón de 35 toneladas cada mes. Pero acumular reservas provoca que los precios sigan al alza. Pura ley de la oferta y la demanda. Y la demanda no deja de crecer. Porque la población mundial aumenta y porque la emergente clase media china e india come cada vez más y mejor. Las inundaciones en Australia y Paquistán también han contribuido a que escasee el grano. Las reservas mundiales actuales totalizan 432 millones de toneladas, lo que equivale a solo 70 días de consumo, que bajarán a 64 en primavera.

«Hemos entrado en un terreno peligroso. El precio mundial combinado de cereales, grasas vegetales, productos lácteos, carne y azúcar lleva seis meses consecutivos subiendo y ha superado los niveles del último pánico alimentario. Y todavía hay margen para que se encarezcan mucho más si la ola de calor en Argentina se convierte en sequía, o si Ucrania y Rusia vuelven a tener malas cosechas», explica Abdolreza Abassian, economista jefe de la FAO. El Banco Mundial prevé que los precios elevados se mantendrán al menos hasta 2015. Hay quien va más allá y considera el cambio climático otro factor inflacionario. Algunos expertos estiman que por cada grado que aumente la temperatura se perderá un diez por ciento de la producción agrícola. «La era de los alimentos baratos ha terminado», sentencia Gonzalo Fanjul, de Intermón Oxfam. La cesta de la compra en América Latina ya se ha encarecido un 45 por ciento desde el verano. Y el relator especial de la ONU en derecho alimentario, Jean Ziegler, considera un «genocidio silencioso» que cientos de millones de toneladas de cereal se quemen como biocarburantes.

Con estas perspectivas, que los especuladores entrasen a saco en el mercado de materias primas y hayan convertido la Bolsa de Chicago -el parqué de referencia en materias primas- en un casino donde las fichas son habas, granos y frijoles estaba cantado. Es algo que viene sucediendo desde que estalló la crisis financiera en 2007. La burbuja inmobiliaria y crediticia es ahora una burbuja alimentaria. Según la desaparecida consultora Lehman Brothers, alrededor de 270.000 millones de dólares habrían emigrado de Wall Street a la caza de chollos en los contratos de futuros de Chicago, cuyas ganancias se han disparado un 65 por ciento en el último año. Bancos de inversión, fondos de pensiones y de alto riesgo (hedge funds) se están dando un festín a costa del hambre de millones de personas. Se aprovechan de mecanismos tan sofisticados que les permiten apalabrar compraventas descomunales desembolsando un porcentaje muy pequeño del valor de mercado. «¿Cómo es posible que un especulador pueda adquirir el 15 por ciento de la producción de cacao sin pagar un céntimo para revenderla después?», se preguntaba, escandalizado, el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

Pero estos recién llegados no dejan de ser unos advenedizos en un negocio controlado desde hace más de un siglo por los mismos de siempre: las cerealeras surgidas al calor de la Revolución Industrial, cuando millones de campesinos emigraron a las ciudades y dejaron de comer lo que cultivaban para depender del pan. En Europa, las dinastías del trigo surgieron a lo largo del Rin: los Fribourg (Continental), los Louis-Dreyfus y los Bunge. De origen humilde, se ganaron la amistad de reyes y tuvieron algunos momentos de gloria. En 1870 salvaron de la hambruna a los parisinos que, cercados por el Ejército prusiano, se comían sus propias mascotas. Y en 1917 burlaron el bloqueo de los submarinos alemanes que estrangulaban las rutas de abastecimiento a los países aliados. Después de la Segunda Guerra Mundial, el Plan Marshall sirvió para colocar los excedentes norteamericanos y alimentar a medio mundo, incluida España. Fueron esfuerzos heroicos, aunque muy bien remunerados.

Hoy, el mundo les pide que estén a la altura de las circunstancias. Pero el negocio es el negocio. Hay un dicho en Argentina: «Bunge le da al campesino crédito, le vende la semilla y le compra el grano. Y cuando la cosecha está lista, le vende la soga para ahorcarse». Por eso, algunos organismos piden que se cree una reserva mundial de grano de la que puedan echar mano los gobiernos cuando haya escasez y que, además, sirva para estabilizar los precios. Porque esta vez, advierte la ONU, además de condenar a millones de personas a no poder llenar el estómago en los países desfavorecidos, todos notaremos en mayor o menor medida las consecuencias de la burbuja alimentaria.

EEUU ataca Trípoli... hace más de 200 años

CULTURA

Imperialismo


La flota americana se ha posicionado frente a las costas libias, iniciando el bloqueo naval de Trípoli. La tensión aumenta en la zona después de los primeros incidentes y la guerra puede tener consecuencias imprevistas en el Norte de África en esta situación convulsa. El presidente de Estados Unidos ha dado permiso para que la armada actúe “como crea necesario”, y las hostilidades pueden comenzar en cualquier momento. Gadafi no tiene la culpa : estamos en 1801, mucho, muchísimo antes de Afganistán, Irak, la guerra del Golfo, Vietnam, Corea, las guerras mundiales o Cuba.

La joven nación americana obtuvo la independencia de Inglaterra en 1783. Hasta entonces, durante el período de guerra de independencia, los barcos americanos eran protegidos en sus travesías por el Mediterráneo por la flota francesa gracias a un tratado de defensa mutua. Eran años en que en los estados del norte de África -formalmente parte del Imperio Otomano – era habitual realizar actos de piratería contra los incautos mercantes capturando sus barcos y solicitando rescate por su tripulación, algo muy similar a lo que actualmente sucede en las aguas de Somalia.

Conseguida la independencia, y como estado ya soberano, la marina americana quedó sin protección de un estado francés que en breve sufriría su propia revolución. En octubre de 1784 los piratas marroquíes capturan el bergantín Betsey, pero gracias a la intervención de España, que negoció la liberación, la historia tuvo un final feliz. Aún así, España le dió un consejo a la nueva nación : es conveniente ofrecer un tributo a los estados berberiscos que garantice la “protección”. Estados Unidos envió entonces negociadores a la zona para formalizar tratados con los diferentes estados, y en 1786 firmó con Marruecos el acuerdo que pondría fin a sus actos de piratería.

Pero con Argelia las negociaciones no eran tan fáciles. En julio de 1854 dos barcos americanos, el Maria y el Dauphin, fueron apresados y se solicitó un rescate de 660.000 dólares. El presupuesto de los negociadores para obtener la paz con Argelia era de sólo 40.000 dólares, así que se intentó negociar un rescate razonable pero no se llegó a buen puerto y las tripulaciones de ambos barcos permanecieron presas durante diez años.

Los prisioneros describían en sus cartas las condiciones de esclavitud en las que vivían, si bien en muchos casos su esclavitud era bastante mejor que la esclavitud de la población negra en América. Por ejemplo, podían poseer dinero y propiedades y uno de ellos, llamado James Leander Cathcart, llegó incluso a ser consejero del rey de Argelia, aunque la mayoría tenían que trabajar para los piratas en pésimas condiciones que a muchas llevaron a la muerte. En cualquier caso, sus cartas empujaban al pueblo americano a solicitar al gobierno que tomara medidas para evitar nuevos actos de piratería.

En marzo de 1785, Thomas Jefferson y John Adams se entrevistaron con el embajador de Trípoli en Londres para solicitar que terminaran las hostilidades con un país “que no les había hecho ningún mal” , pero la respuesta del embajador fue que, según el Corán, “todas aquellas naciones que no reconocen al Profeta son pecadores y estaban en su derecho de esclavizarlos”.

Jefferson y Adams estaban de acuerdo en que pagar tributos significaría animar a los berberíscos a continuar con la piratería, pero mientras Jefferson propugnaba una operación de castigo, Adams creía que tras una guerra de independencia tan reciente era mejor pagar el tributo hasta disponer de una flota adecuada. Así que, finalmente Estados Unidos pagó el rescate y durante los siguientes 15 años hasta un millón de dólares anuales como tributo para evitar nuevos actos. Durante todo este tiempo, Jefferson continuó luchando por el cese de los pagos – que llegaron a suponer un 20% de los ingresos del estado – mientras la flota americana se hacía cada vez más fuerte.

Pero llegó el momento en el que Jefferson se convirtió en presidente de los Estados Unidos de América, y al Pasha de Trípoli no se le ocurrió otra cosa que pedirle un tributo de 250.000 dólares. Ahora Jefferson era el jefe, se negó a pagar el tributo y el Pasha declaró la guerra a los Estados Unidos, aunque Argelia y Tunez prefirieron mantenerse al margen.

Fue una declaración de guerra extraña, no por escrito, sino que se destrozó la bandera americana frente al consulado y el Congreso americano autorizó el envío de fuerzas pero no se llegó a votar la declaración de guerra.

El 1 de agosto de 1801, tras tres horas de intercambio de fuego, la goleta USS Enterprise capturó a la cañonera Trípoli, causando 30 bajas por ninguna de los americanos, pero como no había declaración de guerra formal la embarcación fue liberada.

Durante 1802 y 1803, Estados Unidos continuó enviando a lo mejor de su flota a la zona bloqueando los puertos berberiscos. En octubre de 1803 la flota de Trípoli consiguió capturar al USS Philadephia intacto tras embarrancar mientras patrullaba el puerto de Trípoli. Toda la tripulación fue capturada y el barco se colocó de forma que pudiera ser utilizado como batería contra la flota estadounidense.

En febrero de 1804, un “comando americano” capturó un velero pirata bautizándolo como USS Intrepid, se acercaron al USS Philadelphia lo suficiente como para abordarlo tomando por sorpresa a la tripulación enemiga (curioso, en el barco americano estaban los piratas, y en el pirata los americanos) y destrozarlo para que los berberiscos no pudieran seguir usándolo.

En los meses siguientes se produjeron varios enfrentamientos, y quizás la acción mas destacable sea cuando el USS Intrepid cargado con explosivos fue dirigido hacia el puerto, aunque explotó antes de tiempo – quizás por fuego enemigo – sin alcanzar el objetivo.

En la primavera de 1805, un grupo de soldados americanos junto a un pequeño ejército de mercenarios cruzó el desierto desde Alejandría, en Egipto, hasta la ciudad de Derna, consiguiendo capturarla. Este hecho constituye la primera vez en la historia que la bandera americana se izó en territorio enemigo ocupado.

Poco después, el 4 de junio de 1805, el Pasha de Trípoli aceptaba la firma de un acuerdo. Lo curioso del acuerdo es que Estados Unidos accedía a devolver los más de cien berberiscos prisioneros mientras que Trípoli libera a trescientos americanos, pero debido a la diferencia en número de prisioneros, EEUU pagaría 60.000 dólares como rescate. Así que, ganó la guerra pero pagó.

Esta guerra sirvió para otorgar una reputación militar a Estados Unidos, convirtiéndose en una potencia capaz de librar guerras allende los mares, lo que sin duda tendría mucha influencia en su futuro intervencionismo global (parte del himno de los marines hace referencia a esta guerra). Además, serviría para que los diferentes estados americanos tuvieran mayor conciencia de ser un sólo país al enfrentarse a un enemigo común.

Los problemas con los piratas berberiscos aún no se acabarían, y pocos años después tuvo lugar una segunda guerra contra los piratas berberiscos, pero eso ya es otra historia.

Pilar Távora: "Me siento libre dentro del nuevo PA y no renunciaré a serlo"

ANDALUCÍA

Política

Acaba de dar un salto importante en su compromiso. Del cine se pasa a la larga película de la política. Ha fichado por el PA de Pilar González y cree que Sevilla necesita recuperar su autoestima.

—¿Ha visto «El Discurso del Rey»?

—Sí, la he visto.

—¿Le parecen merecidos los Oscar obtenidos?

—Me gusta ser sincera. No veo todas las películas candidatas, por tanto, mi respuesta no sería justa. Tampoco veo nunca la ceremonia de los Oscar.

—Cree que una de las cosas que Europa debe de aprender de EE.UU es a hacer cine comercial, masivo y atractivo para el público…

—Si el cine europeo llegara a España de la misma forma masiva que el americano, le gente podría ver un cine atractivo, comercial , menos enajenante, y más necesario y cercano.

—Por qué el cine español, pese a las ayudas generosas que recibe, no acaba de explotar y a veces es un negocio ruinoso…

—Las ayudas generosas, al menos yo, no las conozco. Las grandes superficies acaban por fagocitar a las pymes locales por muy buenos y distintos productos que ofrezca. Lo del cine es lo mismo.

—¿La ley Sinde es un desesperado intento de taponar un tsunami con un reglamento de papel?

—Es un intento de compatibilizar derechos, de acelerar una reconversión necesaria para miles de trabajadores de la cultura y de proteger a la industria y los creadores.

—¿Qué se trae entre cámaras, qué película prepara para el futuro más próximo?

—«Siete Testigos», largo ficción. Una serie para Canal Sur, «Gitanos Andaluces», que destruye clichés. Y finalizo dos «docus» largos, uno sobre Diego Amador y otro sobre pueblos indígenas americanos.

—¿Es fundamental en este país pertenecer al lobby político de actores y directores para sacar adelante los proyectos?

—Los hechos indican que sí, pero eso nunca hizo que me resignara y sigo nadando contra corriente lejos de los lobbys centralistas.

—Déjeme que volvamos al principio. «El Discurso del Rey». Una historia de superación. ¿Ve puntos comunes en esa historia de superación y la del Partido Andalucista?

—Por supuesto. El nuevo andalucismo es una evidente y palpable prueba de superación y un ejemplo de que, como dice Aristóteles, en las adversidades, sale a la luz la virtud.

—Pero para muchos militantes la historia de las superaciones, travesías desérticas y demás escollos habituales no deja de ser un cansino destino. ¿Es posible un partido normalizado y estable?

—El andalucismo también es diferente en eso. El éxito no está en no caer jamás sino en saber levantarse siempre. Y aquí está de nuevo, renovado y valiente. Esa es la normalidad, no el sillón fijo y la nómina.

—¿Quién la convenció para que fuera como independiente en la lista de Pilar González a las municipales?

—Fue Pilar. Mi convicción de que es urgente recuperar la voz propia y el aire que se respira en todo un equipo, con ideología clara y comprometida.

—¿Y qué piensa que necesita Sevilla para volver a creer en sí misma?

—Sólo que le demos las herramientas necesarias para que recupere la autoestima. El resto lo sabe hacer sola, no necesita tutores. Y será entonces cuando vuelva su nueva etapa de esplendor.

—Imagino, conociéndola como la conocemos, que no se resignará a ser sólo y exclusivamente la cara con tirón, con gancho popular en la lista…

—Estoy en la lista para trabajar por Sevilla, para dar por ella lo posible y lo imposible, para dejarme la piel y demostrar que hay otra forma de ejercer la política.

—Pasar de la militancia cultural y sentimental a la partidista exige un compromiso. ¿Usted se ve dentro de una organización partidista, no echará de menos su tendencia a ir por libre?

—Este partido ha roto con viejas formas. Yo me siento libre en el nuevo PA y no renunciaré a serlo. Si siendo así estoy de número dos implica que son ciertos esos cambios importantes .

—Termino con «El Discurso del Rey». ¿Cuál es en pocas palabras el discurso del PA para que Sevilla crea en él?

—Un discurso de izquierda democrática , que no se casa con nadie y no permitirá la subordinación de Andalucía.

- Otro escenario.

Inmersa en el mundo de la dirección y la producción cinematográfica y televisiva, Pilar Távora mira el reloj y entiende que le ha llegado la hora de cambiar de escenario para convertirse en una protagonista importante de la política municipal. Son otros focos, otros guiones, otros intérpretes y otras historias. Pero Pilar Távora entiende que es la hora del compromiso porque está convencida de que puede hacerse otra clase de política. Le va a resultar difícil acercarse a su currículum profesional, donde cosecha premios nacionales e internacionales y prestigio como largometrista y documentales creativos. Seguro es que no va a echar a pelear ambas actividades. Pero sí va a pelear con las mismas ganas y fuerzas por cambiar las cosas que cree que hay que cambiar para que Sevilla salga ganando.

Hortalizas y frutas sin pasar por caja

ANTEQUERA

Clase trabajadora


Con crisis o sin ella, un saco de patatas, unos kilitos de cebolla o unas pocas de manzanas nunca vienen mal para aliviar la economía doméstica si no se paga nada por ellas. Eso es lo que piensan la mayoría de los rebuscadores, como se conoce a quienes aprovechan los restos de las cosechas que los jornaleros dejan en los cultivos por no tener la calidad suficiente para venderlos en los mercados.

Parados, jubilados y aficionados a la rebusca se acercan habitualmente a las tierras de la Vega de Antequera para llevarse a casa frutas, verduras y hortalizas que de otra manera se echarían a perder en los cultivos. Una práctica habitual que consienten los empresarios agrícolas y que existe desde siempre, quizá ahora con algunos adeptos más debido a la situación económica de muchas familias. Es el caso de Pepe Conde, un vecino de la pedanía antequerana de Cartaojal que ocasionalmente iba a la rebusca y que ahora, al estar en el desempleo, va con más frecuencia. «Estoy parado, no tengo otra faena que hacer y tengo que llevarme algo para mi casa para que mi familia pueda ir tirando», afirmó Pepe mientras rebuscaba en una finca las patatas tardías que podía llevarse junto a un vecino que quiso permanecer en el anonimato. «No tengo trabajo, pero sí a dos niños pequeños que alimentar y pagar un alquiler», admitió otro rebuscador que no dio su nombre.

Pepe también acudía antes de estar en desempleo «porque el producto del campo no es el mismo que el de los supermercados», dijo. «La calidad es un poquito más mala que la de la recolección, pero están bien buenas», aseguró refiriéndose a las patatas que ya tenía en una bolsa. «Cuando vengo cojo todas las que necesito para no venir más. En una mañana puedo coger 40 ó 50 kilos y ya tenemos hasta la próxima cosecha, que es en julio con las patatas tempranas», apuntó Pepe Conde, quien apuntó que el secreto para mantener tantos tubérculos sin que se pongan malos es guardarlos en un cuarto oscuro. Para que los cuatro miembros de su familia puedan subsistir, Pepe también recoge ajos, cebollas, cerezas, manzanas y todo lo que da el campo. «Se busca uno la vida», aseguró, aunque para ello tenga que desplazarse por gran parte de la comarca e, incluso, por pueblos de otras provincias, como Loja. Normalmente a tierras donde ya le conocen.

Miguel Porras no está parado, sino jubilado. Es el padre de un trabajador de la finca que los hermanos Paradas Torres tienen arrendada para sembrar patatas. «He venido a ver a mi hijo y ya me voy a llevar un cubito de papas para la casa de las que se han quedado atrás», aseguró. Y es que los rebuscadores van siempre detrás de los jornaleros buscando aquellos productos que se puedan aprovechar. «Voy dándoles patadas a la tierra y van saliendo. Ya he cogido unos 20 kilos, con esto se ahorra uno de comprarlas porque están ya muy caras, un saquito de 15 kilos vale ya ocho euros», afirmó Miguel.

- «Una ayudita».

«Mi mujer y yo tenemos una pensión, pero una ayudilla extra no viene mal», matizó. Pero Miguel rebusca sobre todo porque le gusta el campo. Va por almendras, cebollas, espárragos e incluso tiene un pequeño huerto. «Hace poco hablé con el dueño de una finca de almendras de Villanueva de Algaidas y me llevé seis sacos. No las vendo porque son muy baratas y para eso se las regalo a la familia ya picadas», comentó Miguel para matizar que lo hace para tener una distracción y salir de Cartaojal.

En la rebusca, las caras son casi siempre las mismas, aunque con frecuencia aparecen nuevos rebuscadores. Los propietarios de los cultivos y las cooperativas han permitido esta actividad al considerar que no les perjudican. «Esa patata se quedaría en el campo y no la recogeríamos nunca», explicó Francisco Manuel Sánchez, técnico agrícola de la cooperativa Horticultores El Torcal, quien matizó que nunca dejan que recojan antes de que hayan pasado los jornaleros.

Francisco Paradas lleva toda su vida dedicándose al campo junto a su hermano José Luis y asegura que la rebusca no tiene nada que ver con la crisis. «Los rebuscadores han existido siempre, vienen de todos lados. El otro día nos encontramos cinco o seis que venían de recoger aceitunas», cuenta el agricultor, quien denunció que entre tantos siempre hay alguno que echa mano de las patatas seleccionadas para la venta. Por eso, él y su hermano no dejan de hacer rondas para vigilar sus tierras.

Proyectan un complejo hotelero en las faldas de la sierra de El Torcal

ANTEQUERA

Política


La zona sur de El Torcal, en el término municipal de Antequera, acogerá la construcción de un hotel rural y restaurante que permitirán diversificar la oferta de ocio y restauración que existen actualmente en el entorno, dotado de importantes encantos naturales y gastronómicos que cada día ganan más adeptos entre los turistas, procedentes de muy diversos rincones.

La inversión necesaria para la construcción del mencionado complejo, que se ubicará a la entrada de la pedanía antequerana de La Joya, está cifrada en unos 500.000 euros, según avanzaron los promotores de la iniciativa, en concreto varios empresarios locales que llevan tramitando esta actuación desde hace una década.

«Contamos con un anteproyecto que deberá tener el visto bueno de la Delegación Provincial de Urbanismo. A partir de aquí esbozaremos el proyecto. Se trata de una actuación que se está dilatando mucho por la zona de la que hablamos, de especial protección natural y paisajística, y por la ausencia, hasta hace poco tiempo, de un Plan General de Ordenación Urbana que nos permita acometerlo», explicó uno de los portavoces de la actuación, Resurrección Guerrero.

El alcalde de Antequera, Ricardo Millán, aclaró que el anteproyecto de actuación «está a punto de obtener el visto bueno» por parte de Urbanismo, y a partir de aquí continuar con la tramitación pertinente. Una vez que el proyecto definitivo sea aprobado, los impulsores del complejo deberán buscar la financiación necesaria para desarrollarlo.

El complejo turístico se sumará a la oferta del casi medio centenar de casas rurales que actualmente están dispersas en las faldas de la sierra kárstica de El Torcal.

La actividad turística «mueve» en la zona más de 3,4 millones de euros, con un nivel de ocupación por casa que ronda de media los cuatro meses anuales. No obstante, hasta la fecha, no existe una oferta adaptada a trabajadores o agricultores temporeros que puedan permanecer alojados «a precios asequibles» en las pedanías al sur de El Torcal. Y es que el único hotel que existe en este punto, de cuatro estrellas, goza de unos precios desorbitados para este tipo de clientes, aclaró Guerrero. El perfil de usuario de esta futura actuación serán personas que «busquen alojarse» en el entorno por un periodo reducido de tiempo; bien por trabajo, bien por escapadas de fin de semana.

- Plan económico.

A nivel económico, la actividad más pujante en la zona es la agricultura, que mueve anualmente unos 10,7 millones de euros brutos, teniendo sólo en cuenta las superficies agrícolas de las poblaciones que se ubican al sur del Torcal, dentro del término de Antequera, y las fincas del vecino pueblo de Villanueva de la Concepción.

En lo relativo a la ganadería, el protagonismo exclusivo es para la cabra malagueña, de las que hay censadas unas 35.000 cabezas.

La contaminación lumínica, el primer problema para la astronomía en Andalucía

ANTEQUERA

Ecologismo


Los astrónomos andaluces han subrayado hoy en Antequera (Málaga), en las primeras jornadas que celebran, que la contaminación lumínica es el primer problema para la astronomía de la comunidad.

Para detectar automáticamente la contaminación lumínica, una de las responsables de la Sociedad Malagueña de Astronomía, Rosa López, ha explicado que usan el sistema Correcaminos, que han desarrollado en colaboración con la Universidad de Málaga y que permite automatizar la medida de calidad del cielo nocturno.

"Se trata de un sistema portátil, ligero, económico y rápido que permite capturar miles de medidas en una sola jornada y que permitirá su visualización inmediata en un portal web, donde se vuelcan y visualizan los datos capturados por el sistema", ha indicado López durante su ponencia.

El método se basa en aprovechar la capacidad de comunicación externa del Sky Quality Meters (SQM), aparato que mide la magnitud del fondo del cielo para comunicarse con un dispositivo GPS y un ordenador.

Las jornadas tienen de sobrenombre "mirando por nuestro cielo" y en ellas se ha abordado el reglamento de protección del cielo nocturno frente a la contaminación lumínica y el establecimiento de medidas de ahorro y eficiencia energética.

Junto con las ponencias, las jornadas han contado con una visita al centro solar de Los Dólmenes de Antequera, observaciones en el Observatorio Astronómico de El Torcal y talleres de medidas de contaminación lumínica.