domingo, 13 de marzo de 2011

De la dictadura a la democracia. Una infraestructura conceptual para la liberación - Un problema que continúa

Ateneo

Gene Sharp, traducción de Hermanos al rescate

Ha habido definitivamente una tendencia hacia una mayor democratización y libertad en el mundo en las últimas décadas. De acuerdo a Freedom House, que recopila un sondeo internacional anual de la condición de los derechos políticos y las libertades civiles, el número de países en el mundo clasificado como “libre” ha aumentado significativamente en los últimos diez años: (2)
Sin embargo, esta tendencia positiva es moderada por un gran número de pueblos que todavía viven bajo tiranías. En enero de 1993 el 31% de la población mundial de 5.45 mil millones de habitantes vivía en países y territorios designados como “no libres” (3), es decir, áreas donde los derechos políticos y las libertades civiles están extremadamente restringidos. Los 38 países y 12 territorios en la categoría “no libre” están gobernados por dictaduras militares (como en Birmania y el Sudán); monarquías represivas tradicionales (como en Arabia Saudita y Bhutan); partidos políticos dominantes (como en China, Iraq, y Corea del Norte); ocupadores extranjeros (como en el Tíbet y Timor Oriental), o están en un período de transición.

Muchos países hoy en día están en una etapa de rápido cambio económico, político y social. A pesar de que el número de países “libres” ha aumentado en los últimos diez años, hay un gran riesgo de que muchas naciones, al enfrentarse a estos cambios fundamentales tan rápidos, se moverán en la dirección opuesta y experimentarán con nuevas formas de dictadura. Grupos militares, individuos ambiciosos, oficiales electos, y partidos políticos doctrinales repetidamente intentarán imponer su voluntad. Los golpes de estado son y serán ocurrencias comunes. Se continuará negando los derechos humanos y políticos a un vasto número de pueblos.

Desafortunadamente, el pasado todavía está con nosotros. El problema de las dictaduras es profundo. Personas en muchos países han sufrido décadas y hasta siglos de opresión, ya sea de origen doméstico o foráneo. Frecuentemente, la sumisión incuestionable a figuras de autoridad y gobernantes ha sido inculcada por largo tiempo. En casos extremos, las instituciones sociales, políticas, económicas y hasta religiosas de una sociedad, fuera del control del estado, han sido deliberadamente debilitadas, subordinadas y hasta reemplazadas por nuevas instituciones regimentadas y usadas por el estado o el partido en el poder para controlar a la sociedad. La población ha sido frecuentemente atomizada (convertida en una masa de individuos aislados) incapaces de trabajar juntos para obtener su libertad, de confiar los unos en los otros, o de siquiera hacer mucho por su propia iniciativa.

El resultado es predecible: la población se debilita, carece de estima personal, y es incapaz de resistir. Las personas frecuentemente tienen demasiado miedo para compartir su odio hacia la dictadura y sus ansias de libertad aún con su familia y amigos. Las personas frecuentemente están demasiado horrorizadas para pensar seriamente en una resistencia pública. De cualquier manera, ¿cuál va a ser el resultado? En su lugar, se enfrentan a un sufrimiento sin propósito y a un futuro sin esperanza.

Las condiciones en las dictaduras actuales pueden ser mucho peor que antes. En el pasado, algunas personas podían haber intentado resistir. Protestas masivas y manifestaciones de corta duración podían haber ocurrido. Quizás los ánimos se alzaran momentaneamente. En otras ocasiones, individuos y grupos pequeños podían haber conducido valientes pero futiles gestos, afirmando algún principio o simplemente su desafío. No obstante la nobleza de los motivos, tales actos de resistencia en el pasado frecuentemente no han sido suficientes para superar el miedo del pueblo y su hábito de obediencia, un requisito necesario para destruir la dictadura. Tristemente, estos actos pueden haber acarreado sólo un aumento del sufrimiento y del número de víctimas, en vez de victorias o tan siquiera esperanza.

(Notas):

(2) Freedom House, Freedom in the World. The Annual Survey of Political Rights and Civil Liberties, 1992-1993 (Nueva York: Freedom House, 1993), p. 66 (cifras de 1993 representan el período hasta enero de 1993). Ver páginas 79-80 para una descripción de las categorías de “libre”, “parcialmente libre” y “no libre” de Freedom House.

(3) Freedom House, Freedom in the World, p.4.

No hay comentarios:

Publicar un comentario