jueves, 10 de marzo de 2011

Sobre la venta y fabricación de armas y helicópteros de guerra

OPINIÓN

Política


El diario Público del sábado pasado informaba sobre la venta de armas que hacemos a países que violan persistentemente los Derechos Humanos más elementales: Argelia, Jordania, Egipto, Túnez, Marruecos o Libia junto a otros muchos países que también compran armas fabricadas en España.

Aquí en Albacete parece como si no fuera con nosotr@s, pero algo creo yo que tendremos que ver, cuando tenemos fábrica de municiones, que no son de chocolate ni sirven para jugar, producimos los helicópteros “Tigre”, que por mas fiables y finos que el mortífero “Apache” matan por igual a la población civil, y enseñamos en la escuelita de la OTAN un liderazgo táctico que ojala y fuera para salir de la crisis que nos agobia.
Menos mal que ayer en el Altozano, como todos los primeros domingos desde hace más de 40 meses, alguien se atrevía a levantar la voz contra este comercio y sigue denunciando alto y claro quiénes son los que se callan como cómplices y quiénes los que fabrican las armas y las venden sin el mas mínimo escrúpulo.

Y es que el gobierno español incumple sistemáticamente sus propias leyes ya que, como se sabe, no solo permite la venta de armas a países en los que se están produciendo graves violaciones de DDHH, sino que aplicando el mandato evangélico no quiere que su mano derecha sepa lo que hace su mano izquierda.
La contradicción de la política exterior española es mucho más manifiesta en estos casos sobre todo cuando trata de vendernos a la ciudadanía unos valores de solidaridad y “acciones humanitarias” (que obviamente no se creen) y luego se comprometen con una política comercial de venta de armas que sonrojaría a cualquier corazón sensible si no fuera porque nos creemos todos los cuentos que nos venden.

No es la primera vez que organizaciones como Amnistía Internacional, Justicia i Pau, Greenpeace o Intermón o la plataforma Armas bajo Control que las agrupa, han culpado al Gobierno de incumplir la Ley 53/2007 que estipula las circunstancias en las que España puede o no exportar material de defensa, como bombas, cañones, torpedos o helicópteros de combate, y material “de doble uso”. Un eufemismo por cierto que, para no herir sensibilidades, define la tecnología e investigación que desarrolla piezas cuyo uso, indistintamente, puede servir para fines civiles o militares, como microchips, circuitos impresos, visores nocturnos, etc., con la diferencia de que si se instalan en maquinaria de guerra habrá muchas posibilidades de que se empleen contra civiles.

Según las cifras publicadas por la Secretaría de Estado de Comercio, “durante el primer semestre de 2010, España exportó a Libia piezas de aeronaves militares por valor de 3,3 millones de euros y equipos de visión nocturna por otros 3,5. Desde 2005, España ha vendido al régimen de Gadafi armas por valor de 10,7 millones de euros, incluyendo material clasificado como "bombas, torpedos o cohetes” mas las armas de cañón que diversas empresas españolas exportaron a ese país norteafricano.

Y qué queremos, si ser amigos de dictadores y de sanguinarios megalómanos nos produce tan buenos beneficios. Pásense por Google y vean que imágenes tan discentes les saldrán si escriben junto a Gadafi, los nombres de Aznar, Zapatero, o el mismísimo Rey.

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